El PP rompió ayer el pacto con el PSOE sobre la renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) y el Tribunal Supremo. El anuncio llegó minutos después de que se conociera la renuncia del juez Manuel Marchena a presidir ese órgano en protesta por la filtración y el espectáculo montado por el Gobierno, el PSOE y el PP sobre la elección de su nombre. En su comunicado, Marchena hace referencia velada también a la noticia de la víspera, cuando fueron publicados los mensajes enviados por el portavoz de los populares en el Senado, Ignacio Cosidó, a todos sus compañeros de bancada en los que hacía gala de que el PP podría controlar la Sala Segunda del Supremo «desde detrás» (una sala en la que se juzgará a los líderes y políticos independentistas).

La filtración de su nombre varias semanas antes de que los vocales tuvieran que votarle y los wasaps llevaron a Marchena a dar un paso atrás y provocaron la aceleración de la estrategia de los conservadores, que se han empeñado en hacer olvidar el patinazo de Cosidó. El senador descartó dimitir, un cese que le reclaman el Gobierno, el PSOE, Podemos, ERC y PDECat, porque sigue contando con el «respaldo» de Casado.

El líder del PP anunció que rompe el pacto al que había llegado con los socialistas y se comprometió a diseñar un nuevo modelo para designar los vocales que propondrá si llega al Gobierno. En este contexto comentó que en la próxima convención nacional del partido, a finales de enero, convocará a los «mejores expertos» para que decidan qué «fórmula se puede adoptar para el desarrollo legislativo» de la previsión constitucional del artículo 122, sobre el poder judicial.

Mientras tanto, y para desatascar la reforma de este CGPJ, Casado puso una nueva condición a Sánchez: que cese a la ministra de Justicia, Dolores Delgado. En opinión del presidente conservador no es una interlocutora válida para llegar a este acuerdo. El secretario de Organización del PP, Javier Maroto, acusó a Delgado de ser «la ministra más sucia políticamente de todo el Gobierno» y la culpó de las «filtraciones» sobre la renovación del CGPJ. Génova ya había pedido con anterioridad la dimisión de Delgado por las grabaciones de José Manuel Villarejo.

En declaraciones a los medios en el Senado, la ministra calificó de «inadmisibles» los wasaps de Cosidó y lamentó que los conservadores la usen a ella de «cortina de humo». Delgado les ha pedido «mantener el consenso» en la elección de los vocales. Y en eso va a estar el PSOE hasta el jueves, el día en el que estaba previsto que se votara en el pleno del Congreso la elección de los vocales. Casado, al romper el pacto, comunicó que retiraba esa iniciativa, pero al ser conjunta, porque la presentó con los socialistas, puede ocurrir que el PSOE no secunde su marcha atrás y al final se acabe votando.

En todo caso, la renovación del CGPJ requiere del apoyo de tres quintas partes de los diputados, un número que solo se alcanza si votan a favor los 134 diputados del PP. Casado aconsejó a Sánchez que no convierta «la sesión parlamentaria en una especie de debate» en el que los «populistas», señaló, «puedan mermar la credibilidad» del CGPJ. La portavoz de los socialistas en la Cámara baja, Adriana Lastra, hizo una «llamada a la sensatez» al PP y defendió la fórmula actual porque deja en manos de los representantes de los ciudadanos elegir a algunos miembros del CGPJ.