La reforma de la actual ley del aborto, en vigor desde julio del 2010, volverá a exigir el consentimiento paterno a todas las chicas de 16 y 17 años que quieran interrumpir un embarazo. Pero, además, Alberto Ruiz-Gallardón apuntó que, tal y como defendió el PP en su programa, el cambio se basará en la defensa del derecho a la vida, según la doctrina definida por el Tribunal Constitucional hace 23 años.

En la práctica supondría una vuelta al espíritu de la ley de 1985, ya que el Constitucional solo reconoce la despenalización del aborto en caso de riesgo para la salud física y psíquica de la madre, malformaciones graves en el feto y violación. Actualmente se puede abortar libremente en las primeras 14 semanas.

La ministra de Sanidad, Ana Mato, eludió ayer pronunciarse al respecto, pero el presidente de la Organización Médica Colegial, Juan José Rodríguez Sendín, apoyó la obligatoriedad del permiso paterno en el caso de las menores, ya que, "aunque en momentos excepcionales haya progenitores raros, en la mayoría de casos las niñas necesitan apoyo".

Las asociaciones de planificación familiar y las clínicas abortistas aseguraron que las menores que interrumpen el embarazo solo son el 13% del total, y van solas a las clínicas porque pertenecen a familias desestructuradas, y no podrían hacerlo de otra manera. "La reforma supondrá volver a la clandestinidad y los viajes a Londres", lamentaron las asociaciones.