Powerkids está formado por 9 alumnos de altas capacidades intelectuales de entre 7 y 12 años del CEIP Santuario. Este grupo nace en el año 2018 como un Programas de Enriquecimiento Curricular para el alumnado con estas características con la finalidad de favorecer su desarrollo, teniendo como objetivos estimular y potenciar sus capacidades cognitivas, fomentar su creatividad y promover sus habilidades de investigación y de invención. «Nuestros proyectos parten de los intereses y motivaciones de los alumnos fomentando el pensamiento creativo, el desarrollo de estrategias de búsqueda y análisis de la información y toma de decisiones donde se potencien las habilidades interpersonales: desempeño de roles, éxito en cadena, expresar acuerdos y desacuerdos y resolver conflictos trabajando conjuntamente». Así lo explica la coordinadora del programa, Ester Lorenzo.

Uno de estos proyectos desarrollados ha sido presentado al concurso Repsol Colegios donde se premia ideas basadas en la economía circular para mejorar el día a día del colegio, entorno y del planeta. Powerkids R ¿jugamos? ha sido reconocido con el premio especial del jurado dotado con 1.000 euros por su proyecto de reciclaje inclusivo. Este proyecto está entre otros premiados como el primer premio en la Feria de Pequeños Grandes Investigadores de la UCO, el Concurso de Literatura Hiperbreve del CEP de Córdoba o el primer premio del Concurso Internacional de Pensamiento Computacional. «Con ello queremos reforzar la idea de que trabajando desde sus intereses son capaces de desarrollar un alto potencial», destaca Lorenzo.

Se considera que un alumno presenta altas capacidades intelectuales cuando maneja y relaciona múltiples recursos cognitivos de tipo lógico, numérico, espacial, de memoria, verbal y creativo, o bien destaca especialmente y de manera excepcional en el manejo de uno o varios de ellos. Estos niños se caracterizan por ser perfeccionistas y autocríticos, con baja tolerancia a la frustración, rigurosos en la aplicación de la justicia e hipersensibles.

Conchi del Cerro es madre de uno de estos niños. Desde la experiencia apunta que ser padres de un menor con alta capacidad «no es siempre tarea fácil, es un desafío para el cual nadie te ha entrenado». Conocer sus características particulares les ayuda a entender mejor como sienten y piensan para así poder acompañarlos en el camino, «ofreciéndoles la ayuda que tengamos a nuestro alcance». Para ella, tener un hijo con altas capacidades es «maravilloso, pero a la misma vez muy duro» porque si algo los define muy bien es la intensidad con lo que viven todo, lo bueno y lo malo. Según destaca, las familias se sienten en muchas ocasiones un poco incomprendidas, tanto por la administración, «ya que no toman medidas suficientes, concretas y eficaces» como por la propia comunidad educativa, que tienen, en muchos casos, «un concepto totalmente equivocado y antiguo de estos niños». En este punto matiza que «nosotros hemos tenido mucha suerte ya que hemos dado con una profesional que se toma su trabajo y a nuestros hijos como si fueran suyos, se preocupa, los ayuda, trabaja con ellos y los quiere».