Primero fue Caixabank, luego el BBVA y ayer el tercer gran banco español. El Santander anunció que a finales de septiembre o principios de octubre pasará a cobrar a los no clientes de la entidad que utilicen sus alrededor de 5.000 cajeros "en torno" a dos euros (la cantidad que carga ya la entidad catalana y que la de origen vasco pasará a repercutir en septiembre).

Desoye así al Banco de España, que lo desaprueba, e ignora el análisis de su legalidad que realizan los organismos de Competencia europeo y español. "Aquí lo que hay es una inversión en cajeros. Vamos a hacer un upgrade (mejora de los terminales) y es caro. Tiene sentido que esos costes se transfieran a los no clientes", justificó su consejero delegado, José Antonio Alvarez.

El Santander ganó 3.426 millones de euros entre enero y junio, el 24% más que un año antes. En España obtuvo unas ganancias de 771 millones por la actividad bancaria y de 81 millones por la de crédito al consumo. Las pérdidas inmobiliarias cayeron el 38,4%, hasta 189 millones.