Las empresas que se declaran insolventes en España aumentan a un ritmo cada vez más intenso en paralelo al deterioro de la situación económica. Entre enero y marzo de este año, por primera vez en un primer trimestre desde el inicio de la crisis, el número de sociedades que han presentado concursos de acreedores superará la barrera de los 2.000.

En concreto, según cálculos de la consultora Pricewaterhouse Coopers (PwC), a pocos días de finalizar el mes de marzo ya se habían publicado 2.197 concursos de acreedores en España, un 32% más que en el primer trimestre de un año antes. En cambio, los particulares que iniciaron un procedimiento concursal se redujeron un 19% respecto al 2011: de 292 a 236 hogares.

El fuerte aumento de los concursos de empresas sigue la tónica de los trimestres anteriores, lo que es "bastante preocupante", afirma Julio Ichaso, abogado responsable del Departamento Concursal de PwC. Especialmente, teniendo en cuenta que el 95% de las compañías que inician un proceso como este finalizan en liquidación y desaparecen para siempre.

Las sucesivas reformas de la ley concursal no han servido, ni mucho menos, para aliviar el problema. Sin embargo, no es solo un problema de legislación. Aunque la ley concursal es mejorable, sobre todo por su "excesiva rigidez", en opinión de Ichaso, también es cierto que faltan recursos. Por ejemplo, por mucho que sobre el papel se hable de acortar plazos, es muy difícil llevarlo a cabo si no hay suficientes jueces.

TARDE Y MAL Aunque el mayor problema, según el responsable de área concursal de PwC, sigue siendo que "se llega al concurso tarde y mal". En realidad, en otros países europeos el número de insolvencias es mucho mayor. Según un estudio de PwC, en España hay 18 insolvencias por cada 10.000 compañías (solo superada por Grecia, con 5), casi cuatro veces menos que la media europea (68), mientras que en países como el Reino Unido y Alemania hay más de 80, y en Francia se alcanza las 94. La ratio más alta es la de Luxemburgo, con 316 insolvencias por cada 10.000 compañías.

"Es una cuestión empresarial --explica Ichaso--. Aquí está muy mal visto, así que las empresas que deberían ir a concurso, en vez de prepararse para abordarlo como una situación empresarial más, lo quieren evitar". Y como no acuden al juzgado a tiempo, hay menos margen para salvar la empresa porque cuando se quieren dar cuenta la situación es irreversible.

"Siempre habrá más empresas que vayan a liquidación que a convenio, pero mientras que en otros países un 20% aprueban reestructuraciones, aquí es un porcentaje mínimo", añade. De hecho, la ley concursal no va encaminada a reducir el número de procedimientos, sino a agilizarlos para hallar más salidas viables a las empresas.

FASES DE CRISIS Desde el inicio de la crisis, los procesos concursales han pasado por varias fases. Primero, afectaron a promotoras inmobiliarias y constructoras, muchas de las cuales lograron refinanciar el crédito. Después hubo una segunda oleada, que afectó también a las empresas del ladrillo que agotaron los plazos y no lograron una segunda refinanciación. Como un dominó, las constructoras arrastraron a las pymes relacionadas de alguna manera con la construcción, y ahora el impacto es general.

A lo largo del 2012 se presentaron en los juzgados de lo mercantil de España 10.290 concursos, lo que significa un aumento del 28,2% en relación con los presentados en el 2011, según los datos del Servicio de Estadística Judicial del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). El 20,8% se presentó en Cataluña, a la que siguieron la Comunidad Valenciana con el 14,7% y Madrid, con el 13,8%.