La cumbre europea de otoño fue anoche un nuevo ejemplo de las crecientes grietas del eje franco-alemán, motor esencial de la integración europea. Más allá de las conciliadoras declaraciones públicas, la cancillera alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, François Hollande, pusieron de manifiesto de nuevo durante los debates sus divergentes estrategias y prioridades para resolver la persistente crisis de desconfianza hacia la eurozona.

Nada más llegar a la cumbre de la UE, Hollande se esforzó en contrarrestar la ofensiva diplomática emprendida desde hace días por Merkel para intentar reforzar el control europeo sobre los presupuestos nacionales con nuevas cesiones de soberanía al Eurogrupo y a un supercomisario de Economía con poderes reforzados.

"El tema de la cumbre es la unión bancaria, no la unión presupuestaria", afirmó tajante Hollande. "La única decisión que debemos tomar en la cumbre es poner en marcha la unión bancaria antes de final de año y, especialmente, la primera etapa que es la supervisión bancaria centralizada", a través del BCE, precisó Hollande.

Merkel, por el contrario, insistió en avanzar "con mucha precisión" en la creación del supervisor bancario europeo y dejar "en manos de los ministros de Economía y Finanzas la discusión de los detalles técnicos".

"En la supervisión bancaria, la calidad debe primar antes que la rapidez", había subrayado ya Merkel en el Bundestag antes de partir para la cumbre, según informa J.M.Frau. Berlín considera inalcanzable el objetivo de aprobar antes de acabar el año la nueva legislación para que el BCE asuma la supervisIón bancaria de la eurozona, como se acordó en la cumbre de junio.

Merkel defiende que la supervisión centralizada solo afecte a los bancos más importantes para evitar que las cajas regionales alemanas, en delicada situación financiera, queden bajo una tutela rigurosa del BCE.

Alemania además se resiste a que la futura recapitalización directa de la banca por parte del fondo de rescate pueda aplicarse con efectos retroactivos, mientras que Francia considera urgente acelerar esa posibilidad para ayudar a España a rebajar la presión de los mercados sobre su deuda pública.

"La aprobación de la legislación sobre supervisión bancaria no es suficiente en sí misma, debe verificarse que esa supervisión es eficaz y funciona correctamente", precisó Merkel ante el Bundestag para justificar que la recapitalización bancaria directa no pueda ser una realidad como muy pronto hasta el 2014.

En un gesto poco diplomático que revela la exasperación de París por la resistencia de Berlín a adoptar medidas que favorezcan a los países en apuros, Hollande atribuyó los planteamientos rigoristas de Merkel a intereses electorales: "La señora Merkel tiene sus elecciones en septiembre del 2013. Puedo entender esta diferencia de calendario, pero Francia y Alemania tienen una responsabilidad común de sacar a la eurozona de la crisis". "No es momento de abrir nuevas negociaciones" sobre medidas adicionales de control presupuestario cuando los últimos acuerdos están en fase de ratificación, "antes hay que impulsar la unión bancaria", dijo.