La moderación de los precios y la fase inicial del descenso tienen un efecto positivo en el consumidor, al permitirle disponer de más renta. Pero, si se produce una caída persistente de los precios, el consumo baja por las expectativas de comprar más barato si se retrasa la compra. Los estocs crecen, lo que presiona más a la baja el precio y frena la actividad empresarial, con lo que se cae en el círculo vicioso de la deflación.