Básicamente, el problema de raíz con Arturo es que era un fichaje muy pobre. El propio entrenador del Dundee, Paul Hartley, reconocía al término de la temporada que no se habían cumplido las expectativas con él, ya que la barrera del idioma le había dificultado mucho las cosas y que el fútbol escocés resultaba muy duro para él. Así, sentenciaba el manager, desafortunadamente para nosotros y para el jugador, la cesión no ha dado resultado. Se marcha disputando 113 minutos con la camiseta azul oscuro. Es el riesgo que se asume con cada jugador, independientemente de que sea cedido o en propiedad, no hay garantías de que vaya a tener éxito en el club al que llega, reflexionaba el entrenador.

Y es que Arturo no tenía la más mínima comprensión del inglés más básico, con lo que deambuló por Dens Park (el estadio del Dundee). Así, a lo largo de su cesión en Dundee, el jugador tuvo que apoyarse en el central vasco Julen Etxabeguren, exdefensa de la Real Sociedad, como intérprete.

En cualquier caso, Arturo tuvo su oportunidad con un par de apariciones saliendo desde el banquillo al final de temporada, pero hizo bastante poco para dejar una buena impresión sobre el campo. Parecía grande y fuerte, pero el reto del fútbol escocés se que le quedó grande. Hasta diría que tal vez no estaba ni bien físicamente.

Su final de temporada tampoco estuvo a la altura, por lo que nunca hubo ninguna posibilidad de que se quedase en el club.