CÓRDOBA CF: Alberto García; Cristian García, Armando, Kiko Olivas, Fuentes; Pedro, López Garai, Abel Gómez, Dubarbier (López Silva, m.66); Fede (Caballero, m.79) y Rennella (Joselu, m.62).

REAL MURCIA: Javi Jiménez; Molinero, Mauro Dos Santos, Catalá, Tagliafico; Nafti, Emilio, Albiol (Saúl, m.46), Nico Martínez (Mario Marín, m.63); Cristian 'Ruso' García (Gómez, m.74) y Kike.

GOLES: 1-0, M.28: Rennella. 2-0, M.45: Cristian García. 3-0, M.61: Pedro. 4-0, M.65: Joselu. 5-0, M.88: López Silva.

ÁRBITRO: José Luis Lesma López (Comité Madrileño). Expulsó por doble amarilla en el minuto 58 al defensa del Murcia Tagliafico, mientras que amonestó también al local Rennella y a los visitantes Nafti, Molinero y Albiol.

INCIDENCIAS: El Árcángel, unos once mil espectadores.

La ilusión, como la lealtad sincera, ni se compra ni se vende, se conquista con hechos y no con buenas intenciones. El Córdoba pegó ayer ese aldabonazo necesario sobre el césped de El Arcángel en otra semana de focos y exámenes interesados con trampa. Lo hizo a lo grande, con un despliegue de fútbol total: orden, sacrificio, inteligencia y rabia contenida. Sus jugadores se reivindicaron con una goleada por 5-0 ante el Murcia tras otra semana de nervios; Berges y los suyos, los que de verdad se baten el cobre, demostraron su compromiso con unos colores y una entidad que merece el respeto desde todos los frentes. Todos. Los jugadores, en concreto, con un mensaje claro y en todas las direcciones. Todas. Los refuerzos, que son necesarios para cumplir un objetivo tan ambicioso como el ascenso, serán bienvenidos pero tendrán el listón muy alto.

Tan alto como el juego desplegado ayer por el equipo. Berges repitió alineación por primera vez y dejó sellada su portería por tercera semana consecutiva. El preparador cordobés no es dado al tonteo, de manera que siempre habrá jugadores señalados en el banquillo, sobre todo cuando hay rotaciones de por medio y exámenes tan complicados como el de ayer por todo cuanto lo rodeaba. Con la Copa en la historia y la competición fijada en la Liga, esta confianza en el 2013, ayudada por la incorporación de un Armando que ha encajado rápido y que ayer estuvo inmenso --al igual que sus compañeros de línea--, ha permitido a los blanquiverdes crecer con una seguridad defensiva con la que se sienten cómodos tanto técnicos como jugadores. Desde atrás hacia adelante. De hecho, salvo el primer desajuste del partido, a los tres minutos, el Córdoba no tuvo problemas para solventar los contados intentos del Murcia de perforar su meta. Prueba de ello fue que durante los últimos veinte minutos de partido, la grada se entretuvo más entre olés y cánticos que con lo que sucedía sobre el terreno de juego.

Pero a punto estuvo de salirle rana a Berges su apuesta inicial. Un espejismo. A los tres minutos, Nico vio pasillo por la derecha y Ruso estrelló de cabeza el balón en el palo. A partir de entonces, al Real Murcia le tocó defenderse del despliegue local.

Pese al susto preliminar los blanquiverdes se hicieron con el control del balón y manejaron el partido a su antojo. Con un entramado defensivo perfecto, fueron una y otra vez tapando cualquier intento rival de acercarse a su meta. Luego, con el balón, Garai y Abel --este último con una marcha más y mejor sonido de motor-- se encontraron con un compañero de faena de creación clave en el primer acto. En poco más de un cuarto de hora, Armando desplegó cuatro pases en largo perfectos a ambas bandas que fueron el punto de inicio de las primeras ocasiones de peligro. El primero de los fichajes del Córdoba defiende bien y se despliega aún mejor. Este habría de ser el camino incuestionable de los refuerzos.

Ocurre que pese a la superioridad no es fácil dar con el gol. Toque, toque y más toque. Pedro y Dubarbier; Cristian y Fuentes con amplitud. Por el medio Abel y como horizonte un Rennella voluntarioso pero fallón. Fede Vico lo intentó y trabajó como el que más, pero sin continuidad.

Con lo visto, el gol se resistió demasiado. Tanto que después de una buena acción de Pedro que acabó en penalti --también provocó una expulsión, varias amarillas y un puñado de buenas acciones de peligro; su premio lo tuvo en el 60'--, insisto, tanto se resistió el gol que cuando Rennella falló la pena máxima (era solo el minuto 11) la grada se puso en lo peor. Pero nada más lejos de la realidad.

Impaciente y machacón, el Córdoba desequilibró, profundizó por ambas bandas y ligó las jugadas en ataque una tras otra hasta el primer tanto de la mañana. Pudo llegar en el minuto 17 si Rennella, de nuevo, hubiera afinado en un remate de cabeza a centro de Cristian, que estuvo perfecto, que se estrelló en el larguero. No perdonó, sin embargo, el delantero en la tercera ocasión que tuvo para batir a Javi Jiménez. Paradójicamente, ante tanto despliegue de juego en combinación, el primer gol llegó de saque de esquina, que el francoitaliano anotó de un cabezazo inmejorable. No había pasado ni media hora y ya se justificaba el partido. Una verdadera delicia.

Con el 2-0 de Cristian se partió la baraja. La efectividad del Córdoba fue cruel con los pimentoneros. Al Murcia se le cayó la grada encima y los goles fueron cayendo al ritmo de un fútbol vertiginoso y vertical. A punto de tocar el descanso, Cristian y Fede Vico se fabricaron una ocasión que el lateral derecho, en estado de gracia, no desperdició para batir al meta rival con un zapatazo medido desde el borde del área. Un premio con mensaje.

Este Córdoba tiene una fe ciega en los play-off . No se rinde y no perdona cuando ve débil a su oponente --este año, más aún, los goles pueden marcar la plaza de entrada en las eliminatorias--, por eso, cuando el Murcia se quedó con diez en el minuto 58, por la segunda amarilla a Tagliafigo, la goleada se veía venir.

Solo dos minutos más tarde, un avance en zig-zag por la izquierda habilitó, una vez más, a Dubarbier para que colocase un pase medido a Pedro, en el segundo palo, quien solo y con el pecho anotó un más que merecido 3-0 (el premio del minuto 60).

IRONIA CONTRA LA VENTA // A cada tanto de los blanquiverdes, un sector de la grada de fondo sur invitaba con ironía al presidente a vender al goleador en cuestión. Un coro con mensaje de advertencia tras la marcha esta semana del canterano Fernández al Zaragoza. Pero ayer nadie podía discutir la titularidad de Cristian en su posición, su evolución de las últimas jornadas ni el atino con el único fichaje del mercado, el central Armando. Solo el futuro colocará cada opinión en su justa medida. Solo los refuerzos por venir justificarán las salidas y la evolución del equipo, su decisión. Mientras, la grada parece pendiente de todo y a la espera de lo que pase.

Y sobre el césped, los jugadores iban a lo suyo. La superioridad blanquiverde era tan escandalosa que los goles fueron solamente una cuestión de eficacia y puntería. Una vez constatado que no había litigio, con el 3-0 y en superioridad numérica, Rafael Berges movió el banquillo. Joselu, primero, y López Silva, más tarde. Curiosamente, dos futbolistas que en forma y recuperados pueden ser los mejores refuerzos del equipo, junto a Caballero, que también salió a falta de diez minutos, para este 2013 de ilusiones renovadas.

Precisamente, Joselu anotó el cuarto tanto local en el minuto 66, aprovechando un fallo defensivo del Murcia, con mucha astucia, mientras que la misma grada reivindicativa del sur se entretenía con asuntos propios de su fervor adolescente. Y a tres minutos del punto y final, López Silva puso el 5-0 definitivo con una vaselina magistral que remató un recital que no se veía desde hace más de tres décadas. Una goleada necesaria, reivindicativa y también ilusionante.