En estos tiempos en los que los bancos no prestan dinero a quien no lo tenga ya, la imaginación, qué remedio, es siempre una opción alternativa. Eso pensaron en la Fundació Casal l´Amic de Tarragona, una oenegé centrada en el apoyo a niños, adolescentes y jóvenes a la que como tantas otras no le faltan problemas de tesorería.

No es algo nuevo, cuentan en el Casal l´Amic: ahora mismo carecen de recursos para trabajar a corto plazo pero cuentan con garantías de que la situación mejorará: tienen comprometidos 80.000 euros en subvenciones de varias fuentes y facturas pendientes por servicios prestados por valor de unos 120.000 euros. La Generalitat les debe 64.000 euros. El Ayuntamiento de Tarragona, otros 45.000.

Con estos números, la entidad decidió imitar a la Generalitat y emitir deuda, ofrecer bonos, a 500 euros como mínimo. A un interés del 3,5% anual si son a devolver en seis meses y del 4,5% si es a un año. No son bonos exactamente, recalca Jordi Collado, director del Casal.

"Es una manera de que la gente lo entienda". Se trata de un contrato privado en el que se refleja la resolución de alguna de las subvenciones adjudicadas a la entidad. La maniobra, dice Collado, responde a la voluntad de contar con dinero pero también de escapar al sistema financiero habitual para aproximarse a la banca ética. De hecho, la entidad está en proceso de integrarse en Coop 57, una cooperativa que presta dinero a colectivos como este exigiendo pocas garantías.

"Queremos transmitir la idea de que se puede invertir en una entidad social", afirma el director. Y agrega que no solo actúa con interés ético, que económicamente la medida le va bien.