La victoria del Real Madrid en Valencia, ante el Power, en el tercer partido de los cuartos de final de la Euroliga le ha situado a un paso de la Final a cuatro de Barcelona, paso que quiere dar mañana para poder tomarse un respiro, ante lo apretado del calendario.

"La victoria es muy importante porque nos asegura que, como mínimo, la eliminatoria volverá a Madrid", apuntó Molin. Ese es el margen que ya no tiene el Power y que puede ser una de las mejores armas para el equipo madridista.

La serie entre ambos equipos está decantándose hacia el dominio de los pívots del Real Madrid. Solo cuando el Power ha mejorado su rebote y ha contado con un lanzamiento sobresaliente ha podido conseguir la victoria.

"Volveremos a tener un partido muy igualado. Espero que tener ventaja nos dé más tranquilidad", dijo el héroe del tercer partido, el estadounidense D´Or Fischer.

Con el 2-1 en el bolsillo y la red de seguridad de disponer de un hipotético quinto partido en Madrid y en la Caja Mágica, el Real Madrid y sus jugadores confían en poder sellar hoy (20.45 horas) su pasaporte para la Final a cuatro, aunque todos son conscientes de que habrá que volver a luchar durante cuarenta minutos, ante un equipo que echará el resto.

"Me gustaría decir que ojalá ganemos de una forma más tranquila, pero creo que no va a ser así", señaló Prigioni. La presión y el cansancio de todos los jugadores añadirá nuevos aspectos a ser tnidos en cuenta por los entrenadores, que tendrán que estirar su banquillo al máximo para tener a sus hombres claves frescos en los momentos decisivos del partido.

INFIERNO GRIEGO El Barcelona se la jugará hoy (20.45 horas) a la ruleta rusa en Atenas, donde necesita una victoria para continuar vivo en la Euroliga, después de haber perdido los dos últimos partidos ante el Panathinaikos en los que el equipo de Xavi Pascual ha estado por debajo de sus prestaciones. Será un partido a todo o nada. Una derrota destronará a los campeones de la Euroliga, después de una dura serie ante el campeón griego, magistralmente dirigidos por Dimitris Diamantidis en la pista y desde el banco por Zeljko Obradovic.

El Barcelona está sufriendo como nunca. Apenas puede contar con la aportación de su principal estrella, Juan Carlos Navarro, el equipo no domina el juego interior, ni tampoco en el ritmo del partido y en el último encuentro hasta jugó lastrado por sus errores en el lanzamiento desde el tiro libre. Xavi Pascual busca soluciones a contrarreloj, pero enfrente Obradovic le pone continuas trampas tácticas. A la defensa mixta sobre Navarro, algo que el Barça no ha solucionado hasta la fecha, Pascual le ha respondido con defensas alternativas, pero no parece suficiente.

Además, una jugada con un fundamento tan simple como demoledor, un bloqueo y continuación entre Diamantidis y Mike Batiste en el poste alto, le está dando muchos quebraderos de cabeza a los azulgrana, incapaces de defender esta jugada, mil y una vez gestionada por el base que se está convirtiendo en el héroe de la serie. Sin Navarro, el Barcelona tiene menos recursos, es una evidencia. En tres partidos, Navarro, a pesar de promediar más de 13 puntos por encuentro, sólo ha podido lanzar -tiros libres al margen- en diecinueve ocasiones.

Pero además, la defensa griega en ayudas está desquiciando al escolta de tal manera que en dos partidos le han señalado dos técnicas, algo sorprendente visto el historial del jugador azulgrana.

A pesar de todos los inconvenientes, el Barcelona tuvo cerca la victoria en el tercer partido (76-74). Ha vuelto a tener problemas en el juego interior y, anoche, también en los tiros libres. Por contra, Pascual recuperó al mejor Ricky Rubio.

EN TEL AVIV Por su parte, el Caja Laboral afronta el cuarto partido de la serie ante Maccabi de Tel Aviv con el único objetivo de lograr la victoria en el Nokia Arena y forzar el quinto partido en Vitoria. La tarea no parece sencilla para un equipo que llega con las fuerzas muy justas después de haber sido derrotado el martes, 81-60, y que a las primeras de cambio y cuando no le salen las cosas se desconecta del partido. Así sucedió en el duelo del martes cuando los vitorianos sólo dieron la cara en el primer cuarto y desaparecieron de la caldera macabea en los dos siguientes para encajar un 45-22, que convirtió en quimera pensar en la victoria y los únicos intentos fueron los de adecentar y dejar un marcador honroso.