El compromiso es algo más que una promesa o un contrato, es un silencio cómplice y responsable, un oído prestado, una espera, dar ánimo y el paso al frente a tiempo. Desde que el entremés de la compraventa se echó a un lado, todo ha sucedido de bambalinas hacia adentro. Con sutileza. Con la aprobación y puesta en servicio del nuevo plan de viabilidad, que la semana próxima verá la luz, el Córdoba CF ha puesto una vez más las cartas boca arriba dentro y fuera de sus dominios. Durante los últimos meses, el desgaste ha sido evidente. Los dirigentes, desde el máximo accionista hasta el presidente, vicepresidente y consejeros, han sufrido la erosión del que afronta un proceso de la magnitud de una venta en una situación límite sin éxito. Lo que es evidente es que Prasa necesitaba vender. Al nuevo escenario de austeridad, cuya gestión no será fácil, se ha adherido Lucas Alcaraz. Ayer dio un paso al frente y se alineó sin reservas con José Romero. Los siguientes han de ser los jugadores del primer equipo. De sobra son conscientes de que la supervivencia pasa por la permanencia. Y cuanto antes, porque en lo económico el tiempo corre en contra para solventar el presente y preparar el futuro. Y si éste pasa por la cantera, en su momento habrá que pedir también este compromiso y apuesta por el Córdoba que el club hace y hará por ella. Porque habrá ofertas de otros clubs y habrá que demostrar el cordobesismo. El de verdad. Del que hará mucha falta.