Hasta Lucas Alcaraz no ocultaba ayer en rueda de prensa el problema en el que se ha convertido el poseer un espacio de garantías en donde poder entrenar. De hecho, durante la mañana se estuvo gestionando la posibilidad de desplazarse a otras instalaciones que no fueran las de El Arcángel. Primero, se intentó con los campos de césped natural situados en Rabanales. Sin embargo, la celebración de un torneo de rugby hace pocos días hacían imposible esa alternativa.

El consejero de Infraestructuras del Córdoba, Ernesto Hita, estuvo buscando a lo largo de toda la provincia. Contactó con Pozoblanco, Palma del Río, Lucena... Pero no había solución. Los campos que estaban en una situación más o menos correcta distaban demasiado de la capital, por lo que finalmente se desistió y la sesión preparatoria con vistas al partido de pasado mañana en Cartagena se realizó en El Arcángel.

Este periódico pudo saber ayer que la intención del club es que el próximo lunes el equipo entrene en las instalaciones que el Ayuntamiento tiene en El Fontanar. El campo de césped artificial que posee el IMD allí (100x68 metros) tiene al menos la ventaja de que la base sobre la que está construido no es de cemento, sino sintética, por lo que podría ser mínimamente factible para el entrenamiento de la primera plantilla blanquiverde. En todo caso, está a expensas de que Lucas Alcaraz y los suyos se desplacen el lunes hasta allí y prueben sobre el terreno las sensaciones. En caso de que no sean favorables, el equipo regresará a El Arcángel, ya que las alternativas, a menos hasta hoy, no son mucho mejores. El césped del campo grande de la ciudad deportiva Rafael Gómez se encuentra en unas condiciones más que defectuosas. De hecho, el pasado domingo, en el regreso del Córdoba a los entrenamientos tras el parón navideño, un par de jugadores se quejaron abiertamente del estado de ese terreno de juego. Además de numerosos baches y desniveles, la hierba se encontraba especialmente resbaladiza, por lo que peligraba la integridad física de los futbolistas.

Mientras mejora, Lucas Alcaraz busca alternativas para el equipo, ya que sabe que el manto de El Arcángel hay que preservarlo en todo lo posible y que éste no soportaría un entrenamiento diario más un partido cada 15 días, además de que las condiciones climatológicas de los últimas jornadas no ayudan.