Puede que, al final, todo se quede en nada. O en mucho. Pero, lo cierto, es que fue hermoso mientras duró. Hay quien dice que el triplete catalán logrado ayer, en los primeros ensayos del Gran Premio de España de motociclismo, segunda prueba del Mundial, tiene demasiados peros como para lanzar las campanas al vuelo, como para creérselo, como para pronosticar que mañana Jerez y sus más de 130.000 espectadores dejarán el circuito de madrugada, hartos de celebrar victorias. Un portentoso Carlos Checa, un constante Dani Pedrosa y un desequilibrante Toni Elías, los tres a los mandos de sendas Honda, consiguieron ayer el primer podio catalán de MotoGP. Nunca antes tres pilotos españoles habían copado la primera línea de la parrilla.

Cierto, es viernes, el primer día de Gran Premio. Cierto, estos entrenamientos no son considerados oficiales, pero todos se comportan como si lo fueran. Verdad, hubo quien estuvo haciendo pruebas y más pruebas. Nadie utilizó los neumáticos especiales de calificación, ni siquiera ellos. Cierto, este parece un circuito más acorde para la Honda, que no empuja tanto como la Ducati, que para cualquier otra moto. Pero cualquiera de los que están detrás, cualquiera, incluso el mismísimo Valentino Rossi, quinto ayer, hubiese firmado algo así. "Cuando pienso en Stoner y Pedrosa --dijo ayer el italiano--, me acuerdo de cuando yo llegué a MotoGP y empujé a correr a Biaggi y Sete".

Correr en casa cuenta. Y mucho. Estos chicos llevan toda su vida dando vueltas a este trazado. "Tengo muy buen ritmo y me siento cómodo sobre la moto, pero no pienso adelantar fiesta alguna", dijo Checa, cuyo registro debió de sorprender a los mismísimos ingenieros de Honda. Su mejor tiempo se debe a su arrojo, conocimiento del trazado, experiencia y habilidad, ya que su moto (de ahí el sonrojo que se debieron de llevar los japoneses) es la tercera por la cola en velocidad punta, con solo 272 km/h, cuando la Ducati Desmosedici del brasileño Alex Barros coronó la recta a 280 km/h.

ELIAS, FELICISIMO Pedrosa, silencioso, sigiloso, estudioso. "Está bien, pero no tanto... Aún tengo dudas sobre los neumáticos... Tengo margen de mejora", decía. Lo de siempre. Piloto automático, que diría aquel. Preguntado si Michelin le ha garantizado los neumáticos con los que hizo su extraordinario simulacro, hace justo un mes, Pedrosa, cómo no, sonrió y declinó responder. Es decir, los tiene. Mejor así. Más garantías.

Quien estaba como una rosa era Elías, que cada día se siente mejor, pero que no sabe cuándo llegará al éxtasis, es decir, a ganar como lo hizo, el pasado año, en Estoril, en un GP, por cierto, en el que acabaría arañándole a Rossi los cinco puntos que, incluso con su caída en Valencia, le hubiesen convertido en campeón. "Voy mejor, pero aún tengo mucho que mejorar. Me siento muy feliz por Carlos, que ha trabajado duro para estar donde está, y por Dani, que es muy bueno, mucho. ¿Yo Estoy encantado de acompañarles".

El que sigue encantado de haberse conocido, de ser campeón del mundo, de lucir joven y rápido, de ser "el rey que sigue reinando" es, cómo no, Jorge Lorenzo (Aprilia), que volvió a arrasar en dos y medio, distanciando aún más de lo que hizo en Qatar a Héctor Barberá (tercero), Julián Simón (sexto) y Alvaro Bautista (séptimo). El dominio de Lorenzo en la cilindrada comienza a ser exultante desde el comienzo. En 125cc, el excéntrico y atrevido Mattia Pasini (Aprilia) superó a todo el mundo y ha dado la primera sorpresa.