Como buenos amigos, la plantilla del Córdoba se ha conjurado para lograr mañana ante el Tenerife la primera victoria de la temporada. Ni el mal estado del campo, ni las ausencias en la convocatoria de hombres importantes, ni la polémica entre Castro Santos y Pablo Sierra, que fue expulsado del entrenamiento el pasado jueves, va a servir para desviar la atención de la plantilla de cara a la cuarta jornada de Liga.

El último episodio de la casa blanquiverde no ha acabado en tragedia. Los actores principales han aparcado sus diferencias y han sacado la bandera blanca. Y es que "la unión hace la fuerza", y en estos momentos de nada hubiese servido de cara al grupo defender a muerte dos ideas diferentes de ver el fútbol como son las de Pablo Sierra y el técnico cordobesista.

El interior derecho quiso dejar claro que el incidente del pasado jueves está olvidado y declaró que "el entrenador vio conveniente que tenía que salir del partido y ya quedó todo resuelto". Para Sierra, la tarjeta roja mostrada por el técnico "no fue nada grave y entre los dos ha quedado claro todo y no quiero desviar la atención de un partido tan importante con mis declaraciones".

Así, el jugador blanquiverde cree que la reprimenda le vendrá muy bien "ya que me motivará más para rendir al máximo en el campo". De este modo, el guiño al buen ambiente está sobre una mesa de la que también se ha querido apartar el pesimismo por el mal estado del terreno de juego. La plantilla es tajante: "Ya no valen las excusas para sacar los tres puntos".