Al margen

Upon entry (La llegada)

Fotograma de la película.

Fotograma de la película. / CÓRDOBA

Después de ganar la Biznaga de Plata a la mejor interpretación masculina en el Festival de Málaga, Upon Entry (La llegada) recala en Córdoba en versión original con subtítulos en español -como no podía ser de otra manera; si uno ve y escucha la película se dará cuenta de que no tendría sentido la versión doblada-. Estamos ante una cinta básicamente sustentada en la escritura de un guion bastante teatral (el estilo Mamet no está lejos de estos diálogos), pues no sale de una situación que recrea el interrogatorio mantenido por una pareja en las instalaciones donde agentes de aduana inspeccionan a los pasajeros en ese limbo que son los aeropuertos, y, sobre todo, en las interpretaciones de los protagonistas: un arquitecto venezolano que ha conocido en España a una bailarina y con quien mantiene una relación de pareja desde hace tiempo buscando como destino instalarse en Estados Unidos. El conflicto y punto de interés se alcanza cuando los funcionarios intentan derrotar psicológicamente a la pareja, en busca de algo oculto.

A partir de ahí se mantendrá un pulso entre ellos, a la vez que iremos descubriendo algunos secretos y mentiras, grietas que pondrán en peligro la relación y el viaje, la ilusión y el futuro de los interrogados. 77 minutos de tensión dramática máxima, siempre al límite, con los correspondientes giros narrativos que buscan la sorpresa en el espectador para que no decaiga el ritmo. Y, por supuesto, con una puesta en escena impecable gracias a la estupenda dirección de actores de Alejandro Rojas y Juan Sebastián Vásquez, que firman esta interesante producción como guionistas y realizadores.

Y gracias a la versión original podemos apreciar el gran trabajo que ha realizado Alberto Ammann para construir su personaje, con un acento venezolano perfecto y una especie de máscara en su rostro sembrado de contención, así como la capacidad emocional que demuestra con su interpretación Bruna Cusí en todo momento. Y sin salir de las cuatro paredes que conforman el set de rodaje, con una mesa y cuatro sillas.

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