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Librería Luque.FRANCISCO GONZALEZ

REPORTAJE

Las librerías se transforman con los tiempos

Organizan actividades y amplían su espacio para aportar un valor añadido | La literatura infantil cobra cada vez más protagonismo

La venta de libros on line a través de las plataformas se incentivó con la pandemia e incitó a la digitalización de las librerías. Frente a un competidor tan masivo, estos templos culturales no tuvieron más remedio que desacralizarse y abrirse a la ciudad, al barrio, hasta transformarse en un punto de encuentro e intercambio de ideas. En ese proceso, varias librerías de Córdoba se han trasladado recientemente y ampliado su espacio, como si con ello quisieran abrir los brazos para invitar a un lugar ameno.

La amplitud implica mayor capacidad para actividades culturales, presentaciones de ejemplares, incluso exposiciones y la apertura a nuevos públicos, sobre todo el juvenil, que encuentra áreas dedicadas específicamente para ellos. Así lo llevó a la práctica La República de las letras al agregar a su local de la plaza Chirinos otro justo en frente, en el que organizan con asiduidad cuentacuentos y presentaciones para los más pequeños. El mismo rumbo emprendido por La Casa del Libro, con una presencia creciente de los títulos juveniles y por la Librería Luque, ahora situada en la calle Fray Luis de Granada.

Parte importante del barrio

«Antes nos limitábamos a las presentaciones y firmas, pero incluso molestaba a otros clientes por lo reducido del local. Ahora contamos con una zona específica para ello, con ampliación de ejemplares infantiles», cuenta Javier Luque, dueño de este negocio. «En frente tenemos la escuela de cine y teatro Actúa y colaboramos con ellos para los cuentacuentos», añade. Un ejemplo de su relación con el barrio, mucho mayor en esta nueva ubicación; «más residencial que la calle Jesús y María, con gran tránsito de turistas», añade. «Llegó un momento en el que las librerías no podían limitarse a la venta de ejemplares porque han cambiado mucho los hábitos y las formas de relación con la cultura», asegura, «pero el librero es dinámico y se adapta a todas las circunstancias; nosotros somos ahora más conscientes de nuestro papel en el barrio». A esto añaden una nueva contratación para potenciar específicamente las redes sociales, cada vez más abultadas de convocatorias.

También optaron recientemente por la ampliación en la librería Boli y lápiz, de Santa Rosa. El dueño, José Luis Duval, presidente de la Asociación Provincial de comerciantes de papelería y librería de Córdoba (Aplico), llevaba doce años en un local mucho más reducido y aprovechó, entre otras circunstancias, el ingreso extra procedente de las ventas de libros durante la pandemia para dar más visibilidad a nuevos productos, acoger mejor a los clientes y organizar encuentros con escolares. «Una parte muy importante de nuestra clientela pertenece al público infantil», admite, «también en lo que respecta a los libros de texto porque los pequeños vienen con su familia, así que implica la posibilidad de ganar al mismo tiempo otro tipo de clientela», señala este otro librero al que podría calificarse con los apelativos «de barrio» y «de confianza» y quien incluso anuncia las novedades o descuentos a través de whatsapp para comunicarse con sus clientes, guardados como contacto. «A raíz de la pandemia la venta de libros en las librerías de Córdoba aumentó entre un 12 y un 15%», indica el presidente de Aplico.

Librería Ostin Macho.

Un dato confirmado por experiencia propia por Rubén Sánchez, a cargo de la librería y galería de arte Ostin Macho, nombre de referencia para creadores, diseñadores de todo tipo, ávidos lectores sobre temas de filosofía, creatividad o literatura alternativa, sin olvidar los ejemplares de temática trans y Lgtbiq+. Sin embargo, Sánchez matiza: «Decir que la tienda es un referente para Córdoba me parece demasiado. Sencillamente no trabajo como una librería al uso porque también vendo arte y me gusta pensar en la tienda como un espacio cultural a todos los niveles», asegura. Su nuevo local en la calle Duque de Fernán Núñez se ve repleto desde el exterior, a través de su puerta acristalada, cuando se organizan muestras como ¿Demasiada’ Mujere?, que este marzo convocó una fila enorme para ver las láminas de creadoras cordobesas en homenaje a lo femenino, o en la presentación de Solo los valientes, de Alejandro Albán. «Siempre digo que a nivel de ingresos a mí me vino bien la pandemia porque mis clientes compraron más libros y decoración para decorar sus casas», comenta Rubén, quien hizo buen uso de ese ingreso extra para terminar de dar el paso al nuevo local. «Fue un proceso natural porque en la antigua tienda no había espacio para las actividades, ni me atrevía a hacerlas cuando estábamos saliendo de la pandemia por las distancias de seguridad», explica.

Gracias a su nueva ubicación, dice que se siente «más acompañado» porque no está rodeado de bares, sino en una zona más comercial en la que además cuenta con la cercanía de Crash Cómics: «Ambos nos retroalimentamos».

Librería Crash Comic.

Mucho más que libros

Resulta casi innegable la variedad de dimensiones que ha alcanzado la literatura. Si no se tiene una visión purista, es posible encontrar híbridos interesantes entre ilustración y narrativa, nuevas formas de cómics e incluso géneros variados de novelas gráficas. Para los amantes de este tipo de obras, la tienda Crash Comics, situada frente a Ostin Macho, supone todo un oasis colorido. Su local también sufrió ampliaciones a finales del pasado octubre para acoger a nueva clientela y albergar más género, más presentaciones de cómics y juegos de rol, así como talleres de supervivencia zombie o de escritura en japonés, entre otras temáticas. Por no hablar de las jornadas organizadas en colaboración con la escuela de arte Dionisio Ortiz. «Nos iba bien antes, pero nuestro siguiente paso debía ser aportar un valor añadido porque somos conscientes de lo rápido que está cambiando la relación con el libro y debíamos adelantarnos antes de estrellarnos», asegura Gabriel Soriano, el dueño. Ahora han ganado en «valor de marca» porque nunca pensaron en ser «sencillamente un dispensador de cómics y juegos», asegura Soriano.

Librería El Reino de Agartha.

Pero si hay un caso en Córdoba que ejemplifique el valor sentimental, el carácter humano, que puede llegar a adquirir uno de estos espacios, ese es el de Maribel Molina, dueña de El Reino de Agartha, la nueva librería que ha aterrizado en la calle Claudio Marcelo. Esta librera lo es porque decidió cumplir un sueño tras fallecer su marido, con el que había pasado años viajando, casi más que los años de trasladarse de un lado a otro junto a sus padres. Su amor por la historia, la cartografía, los libros y por la historia Viaje al centro de la tierra de Julio Verne, la primera que leyó, así como el recuerdo dulce enquistado de su Córdoba la incitaron a volver y a crear este espacio donde cada detalle tiene una historia, un sentido adquirido por una historia personal. Libros de autor, rarezas y recomendaciones peculiares para quien gusta de entrar a curiosear por el sencillo placer de caminar entre el olor a páginas nuevas.

«Mi idea era crear algo diferente para acoger a los amantes de los libros, darles un sitio en el que reunirse y abstraerse», explica Maribel, para quien tampoco pasa desapercibido el lugar de los niños a través de un espacio creado en su librería solamente para ellos. En su andadura recién iniciada aspira a organizar clubes de lectura y charlas, además de presentaciones. «Esta librería es como mi hijo», incide. Ya se sabe que por un hijo se hace cualquier cosa, hasta reinventarse como lo hacen los libreros.

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