ENTREVISTA | Pedro Tébar Escritor

«Siempre me ha gustado contar desde la fantasía del recuerdo»

«Mi intención crítica apareció con las desigualdades que había entre señores y campesinos», asegura

Pedro Tébar presenta el próximo martes su última novela, ‘La isla del Gavilán’, en la sede de la Delegación de Turismo, dentro del ciclo ‘Letras capitales’.

Pedro Tébar presenta el próximo martes su última novela, ‘La isla del Gavilán’, en la sede de la Delegación de Turismo, dentro del ciclo ‘Letras capitales’. / Francisco González

Aunque licenciado en Geografía e Historia, Pedro Tébar (Villanueva de Córdoba, 1943) es, ante todo, autor de una trilogía que culmina en La isla del Gavilán, novela que presenta este martes 13 de diciembre en el ciclo Letras capitales. Un alegato de amor por su tierra, desde su pasado más primitivo hasta una actualidad desoladora.

¿Hasta qué punto es verídico el contexto de la obra?

Quería hacer una novela con base histórica, para lo que he estado preparando una base documental a lo largo de doce años. He leído muchos textos de la época para introducirme en el Medievo de Los Pedroches. El poso de esas lecturas me ha ayudado a retratar el contexto. También hay un gran componente de fábula porque quería hacer una obra amena para el lector, que se encontrase en ese mundo imaginario que todos tenemos desde pequeños.

¿Por qué Los Pedroches?

Porque nací allí y he vivido allí durante toda mi vida. Esta novela es la última entrega de una trilogía que empecé con dos libros de relatos. El primero lo titulé Música en la almohada y supuso un retrato literario de mis vivencias de infancia desde la posguerra, que elaboré partiendo de conversaciones que escuchaba de pasada. Todo aquello se almacenó en mi memoria. Siempre me ha gustado contar las cosas no como son, sino desde la fantasía del recuerdo. En el segundo libro de relatos, Canción de la madre del agua, quise profundizar un poco más en Los Pedroches a través de sus leyendas. La madre del agua es como llaman a la salamandra en mi pueblo, Villanueva de Córdoba. Además de rescatar leyendas tradicionales, partí de hechos históricos para transformarlos en leyendas. Esta novela, La isla del Gavilán, profundiza todavía más en las épocas primigenias de esta comarca, cuando no era más que un bosque. A partir de ahí, desarrollo una historia que transmite conocimientos históricos desde la literatura.

¿Es una historia de superación o de abnegación?

Ambos conceptos están presentes. La superación viene de encontrarse más de 30.000 hectáreas deshabitadas, al estilo del salvaje oeste americano. Los denominados materos eran quienes avanzaban por el territorio para realizar las labores de desmonte hasta que consiguieron establecerse con casas y cultivos. Ellos quisieron superar su condición de mano de obra que trabaja de sol a sol para los terratenientes a cambio de un sueldo mínimo. La superación viene porque al final consiguieron convertirse en propietarios. La abnegación es inevitable por el sacrificio que requiere el sacar fruto de unas tierras pobres.

¿Qué conexiones se establecen con la actualidad?

La novela comienza con la conversación entre un anciano y su nieta. Van caminando hacia la zona de la dehesa, mientras él le señala a la nieta los territorios que fueron colonizados, el esfuerzo que supuso. Ese caminar sirve de instrucción para la juventud. En un cortijo ruinoso, la nieta encuentra un libro en el que encuentra la historia de Los Pedroches. Esa es la historia que cuento. Llega un momento en el que aparecen la nieta y el nieto, de nuevo en tiempo actual, en las mismas tierras donde en ese momento hay sequía y se ha producido un crimen.

¿Pretendía una actitud crítica?

Esa intención no existía al principio, pero ha ido apareciendo a lo largo de la novela porque se manifiestan las desigualdades que había entre los campesinos y los señores durante la Edad Media; aparecen los señoríos de Los Pedroches junto a las villas libres del territorio. Se ve una crítica por ese afán de apoderarse de los terrenos libres mientras los campesinos, con su mentalidad antigua, aceptaban lo que ellos creían que les mandaba Dios. Pero también aparecen episodios de rebelión colectiva, como la destrucción del castillo de Pedroche, que fue el origen de guerras entre la corona de Córdoba y el señor de Santa Eufemia hasta que los vecinos de Pedroche se cansan de la lucha y deciden destruirlo. También hay una manifiesta crítica ecológica porque estamos abandonando los campos, dejando que se llenen de matorrales y crezca la jara, por lo que vamos a tener desiertos. Esto no es más que otro de los destinos fatales de la civilización. En ese momento estamos y debemos tomar conciencia de este momento de sequía, de falta de agua.

«Poco a poco y a largo plazo vamos a ir abandonando las ciudades para volver al campo»

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¿Se refiere a la tendencia en la cultura actual de defender la vuelta al campo?

Exactamente. En eso confío. Creo que este momento actual está convirtiendo los pueblos vaciados en un imán que puede atraer a personas, por la contaminación e inconvenientes que conllevan las ciudades. Poco a poco, a largo plazo, creo que vamos a ir abandonando las ciudades para volver al campo. Es lo mismo que comentaba, el eterno retorno. Volver a los territorios abandonados es cuestión de tiempo y bastará con que se den las normas propicias para que lo hagamos. Pero sí, ese ánimo está presente.

¿Promueve una mayor curiosidad por el entorno inmediato?

Claro. El escritor, sobre todo, debe abordar un tema desde la capa superficial hasta profundizar en la búsqueda de las raíces, porque siempre van a surgir cosas. He aprendido mucho de Los Pedroches a base de profundizar.

¿Qué le gustaría que perdurase tras la lectura de la novela?

Que el lector aprenda a amar Los Pedroches; pero sabiendo que, para amarlos, hay que seguir luchando por ellos. También querría que ese amor se enfocase en derribar el abandono del campo, de las zonas que antes fueron cultivadas de forma feliz.

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