Diario Córdoba

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EL MUNDO DEL ESPECTÁCULO

El tibio renacer de las orquestas de feria

Pese al regreso de las fiestas populares, muchas de estas formaciones musicales cordobesas se quedan en casa | La tardía contratación este año, la falta de tiempo para ensayar y el éxodo laboral son algunas de las causas

La orquesta Fusión, en su última actuación antes de la pandemia. CÓRDOBA

Tras dos años de ausencia, ferias, romerías y festejos populares han vuelto al calendario de las ciudades y localidades cordobesas, lo que hace pensar que también regresarán a los escenarios las orquestas que amenizan estas citas festivas, de las que Córdoba es un referente. Pero no todas volverán a la carretera, entre ellas las míticas La Banda Sureña, Fusión y Arco Iris, que ante los inconvenientes que eso acarrea han decidido esperar un año más. La tardía contratación (normalmente se hace en octubre del año anterior, pero en esos meses del 2021 la incertidumbre por la pandemia pesaba mucho), la imposibilidad de montar un espectáculo en apenas dos meses, el coste que esto acarrea y, en muchos casos, el éxodo de músicos, cantantes, montadores y técnicos hacia otros sectores laborales en estos dos últimos años hace difícil la vuelta a las tablas de estas formaciones musicales, uno de los colectivos más damnificados por la crisis sanitaria, porque arrancar su compleja maquinaria no es nada fácil.

Pese a todo, algunos no pierden la ilusión. Al menos así se muestra Chema Cantón, representante de Top. Asociación de Orquestas Profesionales, un colectivo que nació en Andalucía, donde este sector da trabajo a más 2.000 personas, pero también recoge algunas formaciones a nivel nacional. «Nuestro trabajo tiene un gran componente vocacional y estamos muy ilusionados ante esta apertura, porque después de dos años sin trabajar y los daños psicológicos que esto ha provocado, los que llevamos toda la vida encima del escenario divirtiendo a la gente en los festejos populares necesitábamos volver a nuestro trabajo», señala el músico, que está al frente de la orquesta Trendy de Linares (Jaén), una de las formaciones que ha decidido volver a las tablas.

La orquesta Fusión, en su última actuación antes de la pandemia. CÓRDOBA

Profesionalización

Pero lo harán de otra manera: «Hemos aprendido algo de esta pandemia y es que hay que cambiar la profesionalización de las orquestas», continúa Cantón, que recuerda que por este motivo muchas de estas formaciones no pudieron acogerse a las ayudas del Gobierno. «Hemos subido un poco los cachés porque tenemos que asumir todos los costes laborales», algo que los ayuntamientos «a veces no aceptan, aunque se está consiguiendo, y creo que así ganamos todos», prosigue Cantón, cuyo estado de ánimo le ha hecho bajar del escenario para ocuparse de los detalles técnicos: «No me siento psicológicamente preparado», dice. Aunque no tiene el número de contratos que había en el 2019, no se queja de las actuaciones que tiene previstas este verano, pero dice con rotundidad que «hasta que no llegue octubre todo será incertidumbre».

Las emblemáticas Arco Iris, La Banda Sureña y Fusión no saldrán a la carretera esta temporada

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El representante del colectivo también incide en el ánimo social y lo importante que son estas orquestas para subirlo. «En las actuaciones que llevamos en estos dos últimos meses hemos notado que la gente necesita el ocio, la cultura y divertirse», prosigue Cantón, que asegura que el público «se entrega» en cuanto suena la música. Sobre la situación de estas formaciones en Córdoba, la pandemia «les ha dado fuerte», dice Cantón, al que le «duele mucho» esta situación porque, además, «las orquestas cordobesas siempre han llevado a grandes profesionales en sus filas y han hecho hasta giras nacionales».

La orquesta La Gramola es una de las que vuelve a las ferias. CÓRDOBA

Inseguridad y muchos gastos

Y una de las formaciones locales que están sufriendo estas consecuencias es Fusión, creada por la cantante cordobesa Asun Barasona, una de las profesionales cordobesas que ha estado en primera línea de las reivindicaciones del sector estos dos últimos años. Su orquesta seguirá en stand by este año porque «no se ha recuperado todavía». «No nos podemos poner a ensayar, a preparar un espectáculo, un mes antes de la temporada», continúa Barasona, que explica que, normalmente, todo ese trabajo comienza en octubre o noviembre, unos meses en los que en el 2021 ninguna institución garantizaba que la situación sanitaria propiciara la vuelta de ferias y festejos populares.

«Yo no puedo meter a nueve personas en un local de ensayo sin asegurarles que van a actuar», continúa la cantante, que ahora trabaja en la oficina de Espectáculos Armando en espectáculos y proyectos de pequeño formato, después de meses de paro y angustia. «Tengo dos hijas, mi pareja también trabaja en este sector y había que hacer algo», prosigue la cantante, que ahora, junto a otras dos chicas, forma un trío que actúa en distintos eventos en los que su pareja interviene como técnico, «aunque no son nuestros proyectos y las condiciones no son las mejores». Barasona también ha sufrido el éxodo laboral de los componentes de su orquesta. «En el caso de que resucitara a Fusión, me encontraría sin batería, que ha aprobado una oposición y ahora está en Madrid», además de otro de sus cantantes, que ha vuelto a la construcción.

Una de las formaciones cordobesas que sí se lanzará a la carretera es La Gramola, un proyecto del empresario cordobés Chico Paredes, que lleva más de cuarenta años formando parte de diversas orquestas y también ha sufrido la fuerte crisis en este sector. «Este año toda la contratación se ha dejado para última hora, la mayoría de los ayuntamientos han empezado ahora, cuando siempre se ha hecho en octubre, por lo que la incertidumbre ha reinado todo este tiempo», explica Paredes, que se considera «afortunado» al disponer de esta banda creada durante los meses del confinamiento a través de internet y que está integrada por cinco cantantes, tres músicos y un showman como invitado, en su mayoría estudiantes de artes escénicas.

Los cantantes y músicos de la Orquesta Isayra, antes Vibraciones, que ya ha comenzado con sus actuaciones. CÓRDOBA

Las redes sociales han dado a conocer a La Gramola, que ya ha empezado a actuar en ferias, aunque siempre con las dudas, sobre todo en el terreno económico, sobrevolando sobre sus cabezas. Otra orquesta de la tierra que se «arriesga» a salir a la carretera es Isayra, antes Vibraciones, que hasta hace dos años dirigía Rafael Vargas y ahora ha dejado en manos de su esposa. «Hemos conseguido encontrar a músicos, muchos de ellos ya con otros trabajos, y hemos unido a los componentes de Frenesí, otra de las orquestas que llevábamos, creando solo una», indica Vargas, que asegura que en este regreso ha tenido mucho que ver la exclusiva que ha firmado con una agencia de espectáculos que le proporciona actuaciones. «Hemos comenzado tarde con los ensayos y el trabajo ha sido intenso, pero ya hemos debutado ante el público de nuevo en algunas ferias», señala.

«No podemos firmar la cláusula covid, necesitamos que se nos garantice el 100% del pago»

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También se ha decidido a lanzarse a los escenarios la orquesta La Banda Imposible, que ha conseguido saltar obstáculos «a trancas y barrancas», según explica Paco Lavado, que ha invertido en un nuevo espectáculo en medio de la incertidumbre. Once artistas componen esta formación, que ya tiene bastantes fechas, pero no todas firmadas porque «nosotros no queremos firmar la cláusula covid, que permite al empresario o institución suspender la actuación por la pandemia, porque necesitamos que se nos garantice el 100% del dinero en caso de que no se pueda hacer».

Esta cláusula es uno de los factores que ha motivado que la emblemática La Banda Sureña se quede en casa una tercera temporada consecutiva, después de una trayectoria de más de 40 años. Según señala Paco Récord, responsable de la orquesta junto a su socio Quino, también ha sido vital para tomar esta decisión la falta de seguridad que había a finales del 2021 respecto a que estos festejos volvieran al calendario. «Nuestra plantilla asciende a 16 personas, y nosotros siempre les hemos contratado a jornada completa, lo que supone un enorme gasto», dice el músico, que también considera que los montajes de su orquesta «no pueden bajar de calidad y no ha habido tiempo para ello».

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