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REPORTAJE

Un año sin Gabo

Gabriel García Márquez era grande antes de morir y ahora es una leyenda y su endiosamiento parece inevitable tras ver todo lo que ha pasado en un año en el planeta Macondo

Un año sin Gabo

La muerte al escritor mortal le da una segunda oportunidad, saca de los cajones sus viejos libros, para entonces llenos de polvo, y empuja a sus lectores fieles a leerle de nuevo. Los homenajes, las placas y los panegíricos obran como un imán para reclutar creyentes, y durante ese tiempo de duelo, que suele ser corto, tiene lugar una forma de resurrección, literaria al menos, un pletórico periodo de celebridad que ya quisiera el muerto tener ojos para disfrutar. Gabriel García Márquez murió hace un año y todo lo que estaba previsto que ocurriera ha ocurrido, los homenajes, los panegíricos, las placas, pero en cierto modo era como una lluvia cayendo sobre mojado, toda vez que si había un escritor célebre, inmortal antes de morir, ese era el Nobel colombiano. Lo que la muerte le hace a un inmortal. Esa es la cuestión.

"Ya era tan famoso que con su muerte se desató un enorme afán de definitivamente endiosarlo, algo que no tiene nada que ver con el análisis objetivo y sí con la idolatría -dice el escritor y, en el más amplio sentido de la palabra, intelectual colombiano Conrado Zuluaga, autor de varios volúmenes sobre el Nobel--. Se han dicho cosas como que desde que nació lo tenía todo, y no se dan cuenta de que el tipo se reventó la cabeza 20 años para aprender a escribir Cien años de soledad . Vamos hacia el endiosamiento, pero yo pienso combatirlo en la medida de mis posibilidades".

A esa idolatría la alimenta en parte la idea de que a los muertos se les perdona todo, lo cual con García Márquez tiene un valor especial, habida cuenta de todo el ruido que lo rodeó en vida y que no tenía nada que ver con literatura. "Aquí en Colombia el 50% de la gente no lo leía porque era amigo de Clinton, y el otro 50%, porque era amigo de Castro", dice Zuluaga. Pero la muerte depura, y deja en el camino lo que parecía importante pero al final no lo era tanto.

"Me parece que al morir García Márquez --dice la escritora colombiana Piedad Bonnett--, han ido pasando a un segundo plano las cosas que dieron lugar a debate cuando estaba vivo, sus posturas políticas, por ejemplo, y eso le hace bien a un escritor, favorece la literatura". Bonnett forma parte del triunvirato de curadores responsables de dar forma a una de las ideas literariamente más audaces del año: construir Macondo. La Feria del Libro de Bogotá ha puesto en sus manos, en efecto, la tarea de convertir la "aldea de veinte casas de barro y cañabrava" en algo palpable, todo lo que verá la gente cuando entre en el pabellón que le corresponde al mítico pueblito en su condición de país invitado de honor de la edición de este año; que empieza el día 22. Cuando Gabo murió, la programación de la edición anterior ya estaba cerrada, y sus responsables apenas tuvieron tiempo de reaccionar, así que el verdadero homenaje tendrá lugar este año, con ese Macondo que todo el mundo quiere ver y una programación en la que abundan los coloquios, las charlas y las exposiciones sobre el Nobel.

También forma parte de ese trío de curadores el director de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI), Jaime Abello, una persona cercana al escritor colombiano y en no pocos sentidos uno de los responsables de gestionar su legado. ¿Qué le hace la muerte a un inmortal? Abello tiene una particular manera de verlo.

Un año de presencia

"Yo tengo una alerta en Google News con el nombre de García Márquez, y no ha pasado un día desde que murió en que no salte su nombre. Para nosotros no ha sido un año de ausencia sino de presencia, así lo hemos sentido". Hace unos días, la fundación sacó a pasear por las calles de Cartagena a un carnavalesco grupo de Gabitos, todos vestidos con guayaberas blancas, que desfilaron primero en grupo y luego se desperdigaron por el laberinto de la ciudad vieja, con lo cual en un momento dado cualquiera podía toparse con un Gabo en cualquier esquina. Tal vez es la misma sensación que tiene el presidente de la fundación.

La muerte de su inspirador ha llevado a la FNPI y a su director a embarcarse en una tarea que no tiene mucho que ver con su objetivo básico, es decir, formar periodistas. "La fundación está comprometida ahora con el proyecto de sacar adelante lo que dispone la ley de honores a García Márquez aprobada en diciembre, en particular con la puesta en marcha en Cartagena de un centro para su legado", dice Abello.

En la lista de iniciativas posteriores a la muerte del escritor destacan el premio de cuento que el Ministerio de Cultura de Colombia instauró el año pasado con el nombre del escritor, dotado con 100.000 dólares, y el documental que el realizador británico Justin Webster estrenó hace unas semanas, Gabo ; o la medalla de oro que le concedió a título póstumo el Ayuntamiento de Barcelona, en reconocimiento a su etapa barcelonesa.

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