LOBA

Original de: Lillian Hellman.

Intérpretes: Nuria Espert, Hector Colomé, Carmen Conesa, Ricardo Joven, Paco Lahoz, Markos Marín, Jeannine Mestre, Victor Valverde e Ileana Wilson.

Dramaturgia y dirección de la obra: Gerardo Vera.

Lugar: Gran Teatro de Córdoba.

Días: viernes 19 y sábado 20 de octubre.

Hora: 20.30 horas.

Producción: Centro Dramático Nacional y Juanjo Seoane Prod.

Después de ver a Nuria Espert en La violación de Lucrecia , su última aparición en el Gran Teatro de Córdoba antes de esta Loba de Gerardo Vera, se hace casi obligado asistir a esta puesta en escena de esa gran actriz que cerca de la frontera de los 80 sigue atreviéndose con este tipo de papeles.

La acción transcurre en el sur de los Estados Unidos, a finales del siglo XIX. Al ver la función es fácil preguntarse: ¿qué repercusión hubiera tenido si la dramaturgia se hubiese trasladado a la época actual en nuestro país? Suponemos que nada ya que la ambición es un pecado que no conoce épocas ni fronteras.

La puesta en escena se sustenta en una escenografía contundente que refleja perfectamente el medio en que se mueven los personajes, y si a veces se echa en falta una escena más minimalista en esta ocasión la escenografía no molesta sino más bien resalta cada una de las situaciones.

El enfrentamiento, la lucha, entre buenos y malos queda bien dibujada desde el principio a través de unos diálogos bien construidos y, lo que es importante, bien traducidos del original. El texto refleja a la perfección esa sociedad corrupta que se muestra en el escenario.

La interpretación de todos los actores está bastante elevada y bien conseguida, no en vano todos cuentan con amplias trayectorias sobre las tablas. Si profundizamos un poco diremos, tan solo, que a Nuria Espert se la ve cansada y derrochando menos voz que en otras ocasiones, de cualquier forma este cansancio no evita que sus movimientos sobre el texto sigan siendo medidos y perfectos. En esta función destaca una Carmen Conesa en el papel de Alexandra, la hija, que se opondrá a seguir los pasos de su madre y que, junto a su padre, representa la parte noble de la historia.

Gerardo Vera se va del Centro Dramático Nacional y lo hace con esta Loba , que peca simplemente de ser lenta, lo que se traduce en falta de ritmo en algunos momentos y que el público no se integre del todo desde el principio produciéndose risas sin sentido en ese melodrama. En definitiva, puede que le sobre media hora a la representación.