En una noche sin el ritmo ni la cáustica provocación, salvo en pequeñas dosis, que se le presuponía a su maestro de cermemonias, el humorista británico, Ricky Gervais, los Globos de Oro encumbraron a los Los descendientes, el drama íntimo de Alexander Craig, y a la película muda The Artist, como las mejores cintas del año. Meryl Streep volvió a demostrar que sigue jugando en otro galaxia, Martin Scorsesse conquistó la mejor dirección por La invención de Hugo y George Clooney redondeó la noche para Los descendientes con la estatuilla al mejor actor dramático. La piel que habito, de Pedro Almodovar, tuvo que rendirse a la favorita, la iraní Nader y Simin.

Si alguien esperaba que esta 69ª edición de los Globos de Oro que entrega la Asociación de Prensa Extranjera de Hollywood iba a despejar las apuestas para los Óscars, seguramente tendrá que seguir esperando porque no hubo un claro vencedoro. Lo más parecido a ese podio inasible lo ocupó The Artist, el original retrato del declive de un actor de cine mudo en el amanecer del Hollywood sonoro. La película del francés Michel Hazanivicius se llevó tres de las seis estatuillas por las que competía, superando en la categoría de mejor comedia a Midnight in Paris, de Woodie Allen, o My Week With Marylin, de Simon Curtis.

Allen se tuvo que conformar con el globo de oro al mejor guión original, pero cumpliendo con la tradición, el director neoyorkino no estuvo presente en la gala. “Woodie, ven y recógelo”, le dijo Nicole Kidman tras anunciar el galardón. Otros pesos pesados vivieron también una noche discreta. Steven Spielberg se llevó el mejor film de animación por Las aventuras de Tintín. El secreto del unicornio, pero vio como War Horse era desbancada por Los descendientes, imponiendose también a los Los idus de marzo o Moneyball: Rompiendo las bolas.

Meryl Streep tenía esta vez una seria competidora en el papel que interptreta Glenn Close en Albert Nobbs, pero la más legendaria de las actrices en activo de Hollywood vio como se cumplían los pronósticos y acababa triunfando su magistral interpretación de Margaret Tatcher en La dama de hierro. Otra diva, esta más bien del pop, Madonna recogió el premio a la mejor canción por Masterpiece que aparece en W.E., escrita y protagonizada por ella misma. En uno de los chispazos más divertidos de la noche, Gervais la presentó como “la reina del pop”, antes de matizar, “no estoy hablando de ti Elton”, en referencia a Elton John, que miraba desde la platea.

En el capítulo de los actores de reparto, el masculino recayó en el octogenario Christopher Plummer por Beginners y Octavia Spencer, por Criadas y Señoras. La afroamericana Spencer invocó a Martin Luther King para referirse al trasfondo de un película que aborda el despertar de unas empleadas negras de servicio en la época de los derechos civiles, en una de las escasísimas alusiones políticas de la noche. La otra la hizo el director iraní Ashgar Farhadi. Tras recibir el galardón a la mejor película de habla extranjera por Nader y Simin, imponiéndose a la belga El niño de la bicicleta o la bosnia In the Land of Blood And Honey, quiso acabar sus agradecimientos recalcando que “los iranís son un pueblo que ama la paz”, una llamada al entendimiento cuando resuenan los tambores de guerra en el Golfo Pérsico.

En cuanto a las series de televisión, la única que se llevó dos galardones fue la debutante Homeland, un thriller político que ganó el globo de oro al mejor drama y el de mejor actriz para Claire Danes. Modern Family, la pruducción de ABC que emite Fox en España, fue reconocida como la mejor serie cómica por delante de Iluminada o Glee. Donde no hubo sorpresas fue en la categoría de miniseries o películas hechas para la televisión. La británica Downtown Abbey acabó imponiéndose.