EMPLEO

Una luz para los refugiados en Puente Genil

Grupo Ximénez contrata a diez inmigrantes subsaharianos para trabajar en puestos de la empresa | Cruz Roja agradece la implicación y el gesto de responsabilidad social

Esther y una compañera trabajan en el montaje de las luces.

Esther y una compañera trabajan en el montaje de las luces. / CÓRDOBA

Araceli R. Arjona

Araceli R. Arjona

Mohamed Traore nació en Mali. Tiene 27 años y llegó a España el 1 de octubre del 2020, en plena pandemia. Llegó a las costas de Tenerife después de una durísima travesía en patera que duró seis días en la que se embarcó huyendo de la guerra que se vive en su país y que, según relata, acabó con la mayoría de los miembros de su familia. «Me quedé solo», explica. Desde el centro de recepción de inmigrantes de Tenerife fue trasladado a Puente Genil, donde ha conocido a otros compatriotas que han seguido la misma ruta. Cada uno tiene su propia historia, llena de dolor, de desesperación y de lucha, pero también de alegría, ya que, a pesar de lo que han vivido, no pierden la sonrisa. Esther Ameze es un ejemplo de ello. Nigeriana, dejó su país hace cinco años y tras un largo periplo en tránsito, logró cruzar el estrecho en patera. En su caso, huía de un marido maltratador, «un hombre muy violento», con la esperanza de sobrevivir y encontrar un trabajo en Europa para traer a sus hijas con ella, según relata. «No puedo volver a Nigeria, en mi comunidad una mujer no puede irse de casa, si volviera me matarían», asegura.

Todos son solicitantes de asilo.

Todos son solicitantes de asilo. / CÓRDOBA

Algunos de esos refugiados, que cruzaron un túnel sin saber si habría luz al otro lado, han encontrado este año la ilusión que necesitaban para seguir avanzando. Grupo Ximénez, empresa de Puente Genil conocida en todo el mundo por ser la que cada año ilumina la Navidad, ha dado un paso adelante para ayudar a personas que lo han pasado mal. En los últimos meses han incorporado a su plantilla a diez inmigrantes solicitantes de asilo procedentes del África Subsahariana. Según Ana Cervantes, la responsable del departamento de Empleo de Cruz Roja Puente Genil, «es la primera vez que colaboramos con Ximénez y estamos encantados». La empresa se puso en contacto con la entidad a raíz de la guerra de Ucrania para ofrecer su ayuda a algunos de los refugiados que estaban llegando a España. Cruz Roja les informó de que la contratación de personas ucranianas no era posible, pero les dieron a conocer los proyectos de empleo que tenían en marcha y la posibilidad de contratar a personas de otra nacionalidad. Según el jefe de Recursos Humanos de Grupo Ximénez, Alberto del Rey, «para nosotros lo importante era ayudar, así que organizamos un curso de formación con Cruz Roja con el fin de darles una oportunidad laboral». De las diez personas contratadas, ocho se han formado con un curso específico como montadores de luces y dos son mujeres que están trabajando en la preparación del alumbrado antes de salir a la ciudad donde se tiene que instalar, según Ana Cervantes, que destaca la importancia de que haya empresas «que hagan un ejercicio de responsabilidad social como el que ha hecho Ximénez para poder integrar a las personas refugiadas».

Estos días, Mohamed se encuentra en San Sebastián, en los trabajos de instalación de las luces de Navidad. «Antes de estar con Ximénez trabajé en el campo y en obras», explica, «estoy muy contento y agradecido, me gusta este trabajo y quiero que estén contentos conmigo». Después de tres meses tiene contrato indefinido y está feliz. A Esther Ameze, cuyo español es aún limitado, le faltan palabras para explicar cómo se siente. «Estoy muy agradecida, he hecho cursos de electricidad y ahora sé mucho de esto, me gusta trabajar en Ximénez, quiero este trabajo y poder hacer mi vida aquí con mis hijas tranquila, todos son muy buenos con nosotros», recalca.  

Mohamed viaja instalando luces.

Mohamed viaja instalando luces. / CÓRDOBA

Si ellos están contentos, en Iluminaciones Ximénez lo están aún más si cabe porque la luz que han sembrado al contratarlos ha tenido efectos positivos en todo el personal. Según Alberto del Rey, «se ha producido una integración real en la empresa y no solo como proyecto de la dirección sino de los trabajadores, que se han volcado con ellos, han conocido sus historias, saben que han venido después de travesías interminables, dejando atrás a sus familias, sin nada, y eso les ha sensibilizado», señala convencido, «son personas que aportan muchísimo, la acogida ha sido muy buena y vemos que todos se esfuerzan por superar la barrera del idioma y echarles una mano con lo que necesiten, la verdad es que es muy emocionante y gratificante». Tanto es así que el año que viene tienen pensado hacer otro proyecto. Ojalá que cunda el ejemplo. 

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