Durante los últimos días han ido llegado a los municipios de Montoro y Adamuz decenas de rumanos y súbditos marroquíes de forma ilegal que están soportando situaciones infrahumanas, ya que se están asentando en las laderas del río Guadalquivir, así como en oquedades naturales que están siendo utilizadas como refugios para guarecerse de la lluvia y el frío, e incluso en sus propios vehículos. Los diferentes asentamientos se distribuyen en grupos de familias desplazadas de otros puntos de España para aprovechar la falta de mano de obra en las labores de recolección de la aceituna, sin un contrato de trabajo en origen. A primera hora de la mañana y a última de la tarde, los sin papeles se trasladan en torno a la calle Cedrón, en la barriada del Retamar, para buscar trabajo, concertar con los patronos el precio de la jornada y acordar el inicio de la misma. En torno al embalse de El Salto, en la carretera que une los municipios de Adamuz y Pedro Abad, así como en la que une Adamuz con Algallarín, se detectaron hace unos días asentamientos en los que muchos ilegales estaban malviviendo. Para poder alimentarse pescaban de forma rudimentaria en la presa de El Carpio aguas abajo. En total, hay más de 300 ilegales en la comarca.

PENAS El subdelegado del Gobierno, Jesús María Ruiz, dijo hace varios días que "que contratar a ciudadanos extranjeros de forma ilegal conlleva sanciones que van desde los 6.000 a los 60.000 euros por trabajador, y puede suponer responsabilidad penal, por lo que no vamos a permitir que se contrate ilegalmente a ningún trabajador extranjero". Muchos han optado, para poder vivir, por el hurto o por mendigar.

Juan José López Garzón, delegado del Gobierno en Andalucía, aclaró que "las personas que vengan a nuestras comarcas en la época de recolección tienen que estar en condiciones de legalidad y son las que tienen que trabajar, por lo que se genera una falsa esperanza a personas que no reúnen estos requisitos". López Garzón matizó que hay que coordinar las actuaciones de las distintas entidades para dar respuesta a este fenómeno que se repite durante los últimos años en el Alto Guadalquivir.

Alfonso Luque, tesorero de Cáritas en Montoro, afirma que desde hace dos semanas ha aumentado la llegada de rumanos y que desde esta institución se está haciendo mucho, "ya que en nuestra casa de acogida contamos solo con tres habitaciones para transeúntes con un cuarto de aseo, y ante tal avalancha se han provisto con litera para tratar de acoger a un mayor número, pero estamos desbordados, ya que diariamente nos llegan personas pidiendo techo".