La epidemia del sobrepeso y de la obesidad, como se la denomina por parte de los expertos en este ámbito, debido al gran incremento de casos en los últimos años en los países desarrollados, afecta ya a tres de cada diez niños en Córdoba, un dato que ha crecido precisamente desde 2020, coincidiendo con la crisis del covid. El director del Plan Integral de Obesidad de Andalucía, el jefe de Pediatría del hospital Reina Sofía, José Manuel Rumbao, indica que la mayoría de los estudios que evalúan el exceso de peso en la población infantil (Encuesta Andaluza de Salud y el Estudio Aladino) son anteriores a la pandemia, existiendo indicios en la actualidad de que la crisis sanitaria ha incrementado las cifras de obesidad en la etapa pediátrica, especialmente en aquellos menores en situación de vulnerabilidad.
La reducción de la movilidad y de la interacción social, el incremento del uso de pantallas y del consumo de ultraprocesados (especialmente en hogares en los que la pandemia ha tenido un mayor impacto económico) y la dificultad de acceso al sistema sanitario son algunos de los factores que podrían haber contribuido a propiciar el incremento de la obesidad infantil durante la crisis del covid, indica Rumbao.
La coordinadora de la Unidad de Metabolismo Infantil e Investigación Pediátrica del Reina Sofía, la doctora Mercedes Gil, apunta que en la Unidad de Endocrinología del hospital son evaluados unos 300 nuevos casos de niños con obesidad al año, una media de 15 semanales, mientras que en seguimiento hay unos mil menores.
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Consecuencias
Gil destaca que la obesidad es una enfermedad que puede causar otras dolencias como patologías cardiovasculares, hipertensión y mayor riesgo de diabetes por una resistencia a la acción de la insulina, además de elevación de los triglicéridos o descenso del colesterol HDL colesterol (el bueno), sin olvidar complicaciones de tipo psicológico.
Para tratar de reducir las cifras de obesidad infantil, el Reina Sofía impulsó en 2019 el programa PInPO (Program Intervention in Pediatric Obesity), mediante el que se persigue que los niños, familias y cuidadores que participen en la iniciativa pierdan peso de forma mantenida a través de un cambio en sus hábitos de vida.
El programa de intervención cuenta con la implicación de profesionales de pediatría, enfermeras de nutrición y endocrinología, psicóloga y tecnóloga de los alimentos. En principio, va dirigido a familias con niños con problemas de obesidad y con edades comprendidas entre los 6 y los 11 años,
«La tasa de éxito del programa aún no está medida estadísticamente, pues los grupos son pequeños, de diez menores cada uno, y aún no se pueden extraer conclusiones. Actualmente se están analizando los datos de adherencia al programa, que son más bajos de lo que nos gustaría, y por otro lado, los efectos a medio plazo, pasado un tiempo de la intervención», explica esta doctora.
Para Mercedes Gil, «los alimentos que pueden condicionar una mayor ingesta de energía o una baja calidad nutricional por parte de la población en general, y en concreto en este caso la infantil, son, entre otros, chucherías, bollería, refrescos, zumos artificiales o productos ultraprocesados)». «Hay que comer de forma moderada en una cantidad adecuada, equilibrando los nutrientes y no abusando de la ingesta de grasas o azúcares», defiende.
Bebidas energéticas
Sobre las bebidas energéticas, acerca de las que existe un debate sobre su prohibición ante el abuso que se hace de su consumo y los riesgos que ello conlleva para la salud, esta especialista explica que «las bebidas energéticas pueden tener un uso determinado. El problema es que la población las está consumiendo de forma habitual y todas las bebidas azucaradas, energéticas o no, como los refrescos, suponen un consumo extra de energía y de azúcares fundamentalmente. Es necesario mantener un estado adecuado de hidratación, pero debemos hacerlo con agua. El consumo de estas otras bebidas debe ser muy esporádico».
Lograr una cesta de la compra sana
El Imibic y el hospital Reina Sofía participan desde este año en un proyecto de investigación, llamado MedKids, cuyo objetivo es desarrollar nuevos alimentos en el conjunto de la cesta de la compra, artículos más saludables y dirigidos a la población infantil como medida para reducir la obesidad y sus complicaciones asociadas. En septiembre finalizó la intervención y se están evaluando los efectos de la adherencia a estos alimentos modificados para tener un contenido más bajo en grasas, azúcares o más alto en fibra.
Cómo influye comer saludable
El proyecto de investigación Medkids, que cuenta con la financiación del Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial del Ministerio de Economía y Competitividad, tiene como objetivo a su vez valorar el efecto sobre la salud del consumo de alimentos más saludables en pacientes pediátricos con obesidad y alto riesgo metabólico, «pero aún debemos integrar los datos de todos los centros participantes a nivel nacional», recalca la especialista médica e investigadora Mercedes Gil.
Menús escolares más equilibrados
El Plan de Evaluación de la Oferta Alimentaria en Centros Escolares de Andalucía (Evacole) es un proyecto que se desarrolla desde 2010 en el ámbito escolar, con el fin de favorecer la implantación y consolidación de menús equilibrados y hábitos alimentarios saludables para elevar la calidad de los menús escolares. Esta estrategia de Salud Pública cuenta con el consenso de las Consejerías de Educación y de Salud de Andalucía y el alineamiento con la estrategia estatal NAOS de prevención de la obesidad.