Como buscar una aguja en un pajar. Así podría definirse la dificultad de encontrar a alguna empleada de hogar que esté dada de alta en el sistema especial que recoge la Seguridad Social. Sin embargo, es mucho más sencillo hallar a una mujer que limpie casas por horas y cobre en negro. Todo el mundo conoce a alguien que se encuentre en esta situación, no es complicado. La pregunta es: «¿Por qué pudiendo estar dada de alta y generando ciertos derechos laborales se prefiere trabajar en negro?».

Este periódico ha hablado con varias mujeres que viven en Córdoba y que se dedican a echar horas en casas ajenas o limpiando portales. Ninguna quiere que salga su imagen ni tampoco su nombre real, aunque todas coinciden en que «a nadie le extraña que no estemos dadas de alta, creo que somos más las que no lo estamos que las que sí».

Para responder a la pregunta planteada con anterioridad, lo primero que habría que hacer es reformularla. No son las trabajadoras las que no quieren estar dadas de alta, obviamente. Una de las empleadas de hogar consultadas por este periódico, a quien llamaremos Ángela, apunta que «más querría yo estar cotizando, porque aunque no tengamos derecho al paro al menos nos quedará algo para la jubilación». Son los empleadores, que no dejan de ser hombres o mujeres o familias particulares, los que se saltan la ley para no tener que pagar las bases de la cotización de estas trabajadoras.

«Si planteas que quieres trabajar de forma legal, o te bajan el sueldo o te echan», comenta Antonia, otra de las empleadas preguntas por su situación laboral. «Hay mucho paro y hay que llevar la comida a casa, nadie se puede permitir perder un trabajo por muy en negro que se cobre», añade. Sin embargo, apenas 4.300 empleadas de hogar de la provincia de Córdoba tienen reconocidos sus derechos laborales formalmente.

También se da el caso de quienes sí están aseguradas, pero solo en parte. Carmen fue una de ellas y al final decidió pedirle a su contratante que lo hiciera todo al margen de la Seguridad Social. La razón, como ella misma explica, es que «estaba asegurada solo dos horas y trabajaba más del doble y el triple y encima me habían bajado el sueldo para poder pagar la cotización».

Ese sueldo, además, no es que sea muy boyante. La mayoría de empleadas de hogar no suelen trabajar en una única casa, a no ser que en esa casa tengan más tareas aparte de limpiar (como cocinar o cuidar de personas mayores, lo que ya se saldría del régimen especial). Si se trabaja en varias casas y pagan bien la hora se puede llegar a unos 800 euros. Una de ellas explica que «la hora se paga bien, algunas veces a 20 euros, pero porque vas una vez a la semana a esa casa o cada dos semanas y a esas familias tampoco le supone mucho coste pagarte cuatro horas de limpieza al mes».

En los últimos años, además, han sido muchas las mujeres migrantes que han entrado a formar parte de estas trabajadoras del hogar. Sus colegas de profesión alertan de que «muchas veces se aprovechan de ellas, porque a todo el mundo le hace falta el dinero, pero a ellas más porque tienen que mandarlo a sus países y las pobres no pueden decir que no».