Dos minutos tarda la Policía Local en montar un control de alcohol y drogas. Se prima la rapidez y el efecto sorpresa sobre los conductores. Apenas 15 minutos antes los agentes que van a participar en él son informados de cuál será la ubicación del control: avenida de los Mozárabes. Son las 12 horas del martes 8 de diciembre. En la jefatura, el jefe del operativo, un veterano subinspector, da órdenes precisas a sus agentes. Dónde se colocarán, qué hará cada uno y cómo establecerán el control en uve, a la altura de la calle Ángel Ganivet, con el vehículo de atestados en la zona de control y un coche respuesta (el que impida que los vehículos giren indebidamente y traten de saltarse el control) en el cruce con la avenida de América. Con el jefe son 14 los policías que formarán el dispositivo (092 de respuesta rápida, motoristas, una patrulla de distrito y el equipo de atestados que desde hace tres años hace las pruebas de drogas).

Desde el lunes hasta el domingo, la Policía Local se suma a la campaña de la Dirección General de Tráfico (DGT) para evitar la conducción bajo los efectos del alcohol y las drogas. Son controles más preventivos y disuasorios, que punitivos. El covid ha hecho más selectivos los controles y ha alterado las horas de consumo. «No vamos a hacer pruebas por hacer pruebas. Aunque llevamos todos las medidas anticovid, si no presentan síntomas, intentamos no exponer a la gente», comenta.

«Eco para eco 1, salimos hacia la avenida de los Mozárabes», dice el jefe por el walkie. Ya en el sitio, el despliegue, en efecto, se hace en dos minutos. «El año pasado, por estas fechas, cambiábamos mucho de puntos por aquello del efecto sorpresa, que es muy disuasorio», comenta el jefe de turno. La señal redonda de R 200 señala el inicio del control. Nadie puede rebasarla sin detenerse, a menos que lo permitan los agentes. El primer vehículo que entra en la uve y tiene que parar es un Audi.

Después pasan vehículos de toda gama --pasa sin detenerse un furgón de la Guardia Civil, «no solemos pararlos, pero podríamos y ellos a nosotros»-- y conductores de múltiples perfiles, mayoritariamente hombres. En 35 minutos, 34 personas son sometidas a las prueba de la acoholemia. Ninguno da positivo en alcohol. Se hacen sendos test de drogas a dos conductores: el primero no da positivo; el segundo, sí. Él mismo ha reconocido a los agentes que anoche fumó cannabis. Se le practica un segundo test de saliva y su resultado será enviado al laboratorio para mayor precisión. Se redacta boletín de denuncia y el coche queda inmovilizado. La multa, de 600 a 1000 euros. El hombre trata de localizar a algún amigo para ahorrare al menos la grúa. También se van con actas dos ciudadanos marroquíes con domicilio en Alcaracejos, que han venido a un centro comercial en Córdoba saltándose el cierre perimetral.

Un hombre se somete a la prueba que le practican agentes de Policía Local. Chencho Martínez

Los controles del lunes (en el Paseo de la Victoria y en Vía Augusta) arrojaron resultados similares. Ningún positivo en alcohol y un positivo en cocaína que trató de darse, sin éxito, a la fuga. «Huele mucho una ventanilla», comenta uno de los agentes, al que como a sus compañeros se les agudiza el sentido del olfato. A veces, las cosas como son, también se falla «y el más formalito va hasta arriba». Hoy por la tarde, el control se ha establecido en la avenida de Cervantes, donde se han hecho 60 pruebas, con un positivo en alcohol y dos coches retirados por carecer de seguro.

El covid, además, ha adelantado los horarios del consumo. «Ahora las alcoholemias te dan a las 6 de la tarde», explican los agentes que, en contrapartida, tienen más tranquilas las noches por las restricciones de movilidad impuestas por el covid, que ha cambiado hasta los controles.