En la margen izquierda del Guadalquivir, allá donde «al Borbón nunca se le hubiera ocurrido poner los pies», según aventuró el profesor Antonio Manuel Rodríguez, en el centro social Rey Heredia, tuvo lugar este martes la presentación del primer libro póstumo de Julio Anguita, Vivo como hablo (Utopía Libros). Un acto sencillo y multitudinario en el que las ideas y la palabra del Califa Rojo resonaron en boca ajena como si él mismo las pronunciara. Un cuarteto de intelectuales y amigos del fallecido exalcalde y exlíder de IU, que murió tras el último envite de su corazón el pasado 16 de mayo, hicieron los honores y recapitularon la génesis de un libro cuya publicación se alargó demasiado en el tiempo debido a los continuos avatares políticos acaecidos en España, hasta el punto de acabar viendo la luz demasiado tarde para él.

En la mesa, a unos pasos de la hija y viuda de Anguita, se sentaron representantes de cuatro de los pilares de su última etapa vital, Rosa Blanco en nombre del Rey Heredia y la Acampada Dignidad, de la que Anguita fue promotor y partícipe; Juan Rivera, cabeza visible del colectivo Prometeo y el Frente Cívico y autor del epílogo; Ricardo González, editor de cabecera de las memorias-combates de Julio Anguita, recogidas hasta ahora en tres volúmenes, y Antonio Manuel Rodríguez, profesor y eterno activista de todas las causas perdidas, emparentado en la utopía con el político, que además de prologar el libro lanzó un discurso que habría suscrito punto por punto el propio Julio.

Con el patio del colegio lleno a rebosar de familiares, amigos, compañeros de partido en Córdoba y seguidores del maestro en todas sus facetas, Ricardo González explicó que el libro, que empezó a forjarse con la intención de publicarlo en el 2018 reflejando en un centenar de textos «la época más convulsa y apasionante de España, del 2015 al fin del bipartidismo, comparable», aseguró, «a la Transición», se retrasó inexorablemente a medida que los acontecimientos seguían exigiendo su ampliación: «Nueva victoria del PP, declaración de independencia en Cataluña y victoria de Torra, elecciones andaluzas y derrota del PSOE, estallido de los ERTE y la Gürtel, moción de censura a Rajoy, elecciones inconclusas del 19, irrupción de la extrema derecha, primer Gobierno de coalición...» Y así hasta que llegó la pandemia y con ella un ingreso en UCI del que ya no saldría. «He puesto algo más que tiempo y dedicación. Seguramente porque tal vez presintiera que algún día ustedes me harían el favor de su atención», dejó dicho Anguita. Y así ha sido y será. Ricardo González no descarta la edición de un nuevo volumen con las fotografías biográficas y otros textos en una próxima entrega.

La viuda y la hija de Julio Anguita, junto a otros familiares. A. J. GONZÁLEZ

Tras González, tomó la palabra Antonio Manuel Rodríguez, autor del prólogo en el que hermana a Anguita y a Miguel Hernández, y que recordó en un encendido discurso las bases del legado del político, republicano convencido de que "más república era sinónimo de más democracia", tomando como base la reciente visita del monarca a Sevilla y Córdoba. «No hay mejor escena que resuma sus anhelos», dijo, aludiendo a la reclamación de trabajo digno de los jóvenes que se autoexiliaron de España en busca de un futuro mejor, reflejada en la reclamación de más trabajo y menos caridad por las familias del Polígono Sur. Rodríguez, esquemático y didáctico en sus exposiciones como el propio Anguita, maestros uno y otro, resumió en tres conceptos la utopía del fallecido, «para quien la democracia podía ser tan burguesa como la dictadura»: «Pleno empleo, democracia económica y riqueza ambiental».

Como el libro, el epílogo del acto corrió a cargo de otro maestro, Juan Rivera, que puso punto y final al primer homenaje póstumo en familia de Julio Anguita tras el estado de alarma. Seguro que este tampoco será el último.