La Fundación Prolibertas no ha dejado de repartir alimentos desde que empezó el estado de alarma aunque la crisis sanitaria les obligó a cerrar las puertas del comedor trinitario. "El voluntario dejó de venir el 13 de marzo, ya que la edad media es alta y no queríamos ponerlos en peligro, y desde entonces, el personal contratado se ha encargado del transporte, recogida, preparación y entrega de comida a las personas y familias que han acudido pidiendo ayuda", afirma Eduardo García, director del comedor, "hasta que se abrió el Colegio Mayor Séneca y muchos de nuestros usuarios de calle se instalaron allí, atendimos a una media de 140 personas diarias, luego hubo un bajón y después empezó a venir gente que no estaba en la calle, pero se había quedado sin recursos para las necesidades más básicas".

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En las últimas semanas, el comedor entrega lotes completos para una semana a 26 familias y reparte diariamente menús a unas 110 personas en su sede. Desde ayer, debido al intentos calor, la entrega se lleva a cabo en el patio del edificio de Sangunto, donde se encuentra la Casa de la Libertad. Durante la crisis, el comedor ha hecho uso de la fruta y verdura aportada por el Banco de Alimentos procedente del plan Fega y el resto se ha comprado gracias a las donaciones de particulares así como de empresas grandes y pequeñas que han arrimado el hombro.

Durante el confinamiento, fueron habituales las colas junto a la muralla del Marrubial para acceder a servicios básicos como la recogida de comida para también de ducha, ropero y lavandería, que se han llevado a cabo de lunes a sábado, incluido algún festivo. A diferencia de sus usuarios habituales, «desde que empezó esta crisis, recibimos peticiones de muchas familias que se han quedado en el paro o en ERTE y que se han visto obligadas a recurrir a asuntos sociales para comer», afirma, «la situación es muy complicada».

El 8 de junio, con el inicio de la fase 3 de la desescalada, la Fundación Prolibertas tiene previsto reabrir el comedor, pero lo hará en el edificio de la calle Sagunto. «Hemos acondicionado una de las salas de la Casa de la Libertad como comedor para 26 personas, con las distancias exigidas porque en el comedor es imposible», explica García, "y la sala de estar tendrá un aforo máximo de 20 personas a la vez, por lo que daremos prioridad para estar en el centro de día a quienes no tienen ningún sitio para estar". En cuanto a la comida, establecerán un sistema mixto de reparto. "Por un lado, estará el comedor y por otro, mantendremos la entrega de bolsas de alimentos a las familias y personas para que puedan llevárselo a casa".