Esta entrevista, la verdad, se ha hecho a salto de mata, porque el primer teniente alcalde de Córdoba vive en un puro ajetreo con muchos frentes abiertos. Recién elegido coordinador provincial de IU, Pedro García enfila su tercer año de mandato con la vista puesta ya en 2019.

--Después de 1.500 batallas cainitas, ha sido nombrado coordinador de IU con el 98% de apoyos de la asamblea. Se lo cuentan y no se lo cree.

--La lista que encabezo es unitaria, confluyen en ella muchas corrientes y haremos una dirección más colegiada y en la que más gente pueda sentirse representada. Además el trabajo interno de los últimos años ha sido muy bueno, ya que se ha trabajado para que afrontemos cualquier coyuntura política con la máxima unidad posible. Hoy día no tenemos muchas corrientes en IU. Tampoco tenemos unos enfrentamientos internos como históricamente hemos tenido.

--¿A qué cree que se debe eso?

--A que los dirigentes han tenido mucha responsabilidad. Creo que hemos sido capaces de que todos se sientan representados en la organización. Lo que tuvimos hace 4 años [cuando sí hubo dos candidatos] fue una lucha de poder, por quién controlaba IU, pero no era una lucha de corrientes porque, aunque había matices ideológicos, básicamente todos los que estábamos en esas dos candidaturas estábamos en el PCE. En otras etapas sí las ha habido.

--¿Se ha superado la dimisión en bloque de la dirección de IU en 2015? ¿Qué pasó entonces?

--A nivel político se ha superado, pero fue un momento muy complejo. Personalmente fue muy duro, pero me sirvió para entender que IU necesitaba una renovación total con nuevas caras en los cuadros intermedios. De esa debilidad salió una fortaleza tremenda: estabilidad interna.

--¿Por qué no ha cristalizado en Córdoba una candidatura alternativa a la suya de ‘IU con más fuerza’? ¿No hay gente en Córdoba que no crea en la confluencia con Podemos?

--Claro que la hay. Lo que ocurre es que la candidatura que encabezo representa a todas las posiciones políticas de IU. Si han intentado, que no lo sé, montar otra candidatura, no lo han conseguido.

--¿Cómo interpreta las abstenciones que ha tenido?

--Hay gente que no se siente representada. Supongo que cada uno tendrá un motivo. No hay uniformidad en esa abstención.

-En los próximos cuatro años, IU se juega su identidad, ¿hacia dónde van?

--Nos jugamos muchas más cosas que la identidad, aunque siempre hemos sido una organización que ha vivido al límite del momento histórico. Nos jugamos, como mínimo, unas elecciones autonómicas y unas municipales. Pero el debate sobre la identidad de IU está resuelto desde el punto y hora de que ninguna de las posiciones políticas que se presentan tienen intención de diluir IU. Otra cosa es que haya compañeros que legítimamente piensen que IU se ha ido diluyendo con las confluencias que hemos ido teniendo.

--¿Y usted no es uno de ellos?

--Comparto lo que dijo el coordinador federal, Alberto Garzón, de que hay que reflexionar sobre la visualización de IU a nivel nacional. Algunos estamos convencidos de que para superar al PSOE en Andalucía necesitamos obligatoriamente hacer una convergencia no solo política, con partidos como Podemos o Equo, sino social. Tenemos que saber cómo hacerlo para no hacernos invisibles. A fin de cuentas, en política lo que no se ve no existe y, claro, algunos tememos que nos podamos diluir como en Madrid. De todos modos, el fin de un partido como IU o el PCE es transformar la realidad no salir en el telediario. Lo digo porque a veces se nos olvidan que estamos en política para que la gente cobre un salario digno, para que no se les eche de sus casas o para que nuestros hijos puedan ir a una escuela pública.

--Por favor, explíqueme que significa eso de «superar IU», que no lo comprendo.

--Es una expresión empleada por el PCE que no se ha explicado bien. IU históricamente nace como un movimiento político-social pero poco a poco se fue transformando en un partido político al uso, con las mismas estructuras y órganos de dirección que los demás, donde los afiliados pagan cuotas. Eso provocó una situación organizativa muy compleja porque muchas personas que ya estaban militando en el PCE no querían militar en dos. De ahí nace el debate de volver a nuestros orígenes, como movimiento político y social. Cuando hablamos de superar a IU hablamos de un trasvase de militantes, que la gente esté más en los espacios donde se están haciendo las políticas de convergencia, como son las mareas, más ahí, que en las reuniones de IU. Por eso hemos aligerado mucho la estructura. En Córdoba pasamos de cuatro órganos provinciales a dos, para tener más tiempo de estar en la calle.

--Tras su experiencia en el gobierno local, con Ganemos con posturas a veces tan críticas con ustedes, ¿cómo se afronta esa confluencia de cara al 2018?

--Nosotros nos vamos a preparar para ir a las elecciones. La dirección andaluza de IU es la que va a marcar los tiempos y no nos va a pasar como hace 4 años, cuando nos convocaron a una reunión y a partir de ahí todo fue a trompicones. Vamos a crear las condiciones para la confluencia con otros partidos y más gente, pero no nos vamos a obsesionar porque hay cosas más urgentes. Y lo importante es tener claro quién es el adversario político, y que también lo tengan claro los demás.

--¿Y quién es?

--El PP y que necesitamos una convergencia suficiente como para superar al PSOE.

--¿Estaría dispuesto a liderar esa candidatura?

--Eso no está ahora en debate.

--Habla de superar al PSOE cuando está gobernando con él, ¿eso no es mucha tela?

--Queremos tener más votos que el PSOE pero hay que ver cómo lo hacemos porque no es fácil. En Córdoba ciudad no lo va a ser. Habrá que superar muchos obstáculos, pero, si no conseguimos construir la convergencia, tampoco pasa nada. No sería una tragedia para IU porque estamos preparados para ir solos.

--Pese a todo, su relación con Isabel Ambrosio sigue gozando de buena salud, ¿no es así?

--Mi relación personal con Isabel es muy buena. Eso nos ayuda mucho en el día a día de la política municipal, donde hay momentos complejos y tensos. Siempre hemos antepuesto el bien de la ciudad y nuestra amistad a las luchas partidistas.

--¿Se ha sentido presionado por IU a nivel federal o andaluz por gobernar con el PSOE?

--Hubo un primer momento que no fue fácil. No era presión pero no gustaba que hubiéramos pactado con el PSOE porque nos acababan de echar de la Junta. Se complicó mucho más cuando Ganemos no quiso entrar en el gobierno local. Conforme pasaron los meses los dirigentes regionales se dieron cuenta de que lo estábamos haciendo bien y que Córdoba servía para contar al resto de España lo que puede hacer IU cuando gobierna. Eso sí, la dirección andaluza siempre fue muy respetuosa con las decisiones que se han ido tomando en Córdoba y que era la militancia de Córdoba la única legitimada para ello.

--¿Sabe lo que va a pasar con Cosmos?

--Bueno, sé lo que quiere que pase el equipo de gobierno.

--¿El equipo de gobierno o IU?

--Tengo claro lo que quiere IU y Ganemos, y creo que tengo claro lo que quiere la alcaldesa. Luego, más allá, es complicado. Queremos que no se incinere y no se valorice dentro del casco urbano. Cosmos es la única empresa que ha pedido licencia para hacerlo a 100 metros de dos colegios.

--Entonces, ¿qué salida le queda a la cementera?

--A Cosmos le vamos a hacer una oferta que le va a gustar para poder incinerar. Vamos a ofrecerle un solar para que puedan gestionar sus residuos con todos los parabienes en la Campiña, que estaría ubicado al lado del centro ambiental de Sadeco.

--¿Y creen que sería ventajoso para ellos trasladar su fábrica?

--Creo que sí.

--Los catalanes votan hoy en un referéndum declarado ilegal, ¿cómo ve este asunto?

--A mi no me gustaría que Cataluña se independizara. Creo que el problema de Cataluña es cultural. Desde hace 40 años ha habido un trabajo soterrado de las instituciones catalanas de meter en la cabeza de cada catalán un sentimiento nacional. Eso ha provocado que haya una generación, nacida a partir del 78, con un sentimiento de mayor pertenencia a Cataluña que a España. Y es muy difícil ir en contra de eso. Además, las políticas del PP en Cataluña han sido una máquina de generar independentistas. Creo que los pueblos tienen que poder decidir sobre su futuro porque tienen derecho a la autodeterminación. Pero esas decisiones tienen que tener un marco democrático como el que ha tenido la consulta en Escocia.

--La autodeterminación tiene un coste político.

--No creo que la independencia de Cataluña solucione ninguno de los problemas de los trabajadores, las mujeres, los pensionistas o los pequeños y medianos empresarios catalanes. Pero entiendo que la situación en la que estamos se ha vuelto demasiado compleja y que tarde o temprano tendremos que hacer un referéndum, con todas las garantías democráticas. Lo de Cataluña solo se arregla con política y diálogo, o sea, todo lo contrario de lo que están haciendo Rajoy y Puigdemont.

--Me da miedo, pero tengo que preguntarle por los veladores. ¿Cuál es su visión del asunto?

--Cuando llegamos al gobierno local había una reivindicación vecinal sobre la ordenación del espacio público. El tema de los veladores se había ido evidentemente de las manos. En cuatro años el PP solo puso una denuncia, por eso nos pusimos a trabajar y creamos la mesa de veladores. A partir de ahí empezamos a tomar decisiones en función de la ordenanza. Como nadie había hecho nada durante años, poner esto en orden ha generado un conflicto importante. Estamos relativamente contentos porque la mayoría de los empresarios entienden que hay que respetar la normativa.

--Con todo lo que va de bares y restaurantes, en alguna que otra incomodidad se habrá visto por este tema, ¿no?

--Siempre me han tratado muy bien, pero le contaré una anécdota. Un día me citaron en un restaurante en San Hipólito que había tenido problemas con los veladores, aunque yo no lo recordaba. Cuando llegué allí me encontré a un representante de Hostetur que muy sorprendido me alertó de la situación. El dueño, sin embargo, salió a saludarme, y tengo que decir que me trató muy, muy bien. De hecho he vuelto a ir varias veces después.

--A ver cómo le pregunto esto... A veces da la sensación de que entra en los debates como un elefante en una cacharrería.

--No entro en debates, tomo decisiones políticas. No me han votado para que mire para otro lado de los problemas. Hay políticos que lo hacen y a algunos no les va mal, pero creo que eso no funciona a largo plazo. Nos votan para tomar decisiones y eso hago, por mucha polémica que genere.

--Un digital publicó que iba a prohibir a los vecinos sentarse con sus sillas en portales y jardines y la gente se lo creyó.

--Efectivamente. De aquello me sorprendió lo poco profesional que son algunas páginas web y que la gente se creyera la noticia. Me molesta y me preocupa que algunos se dediquen a hacer daño desde la mentira.