El pasado se construye con los testimonios de sus protagonistas y con el legado que dejaron. A veces esas huellas permanecen en pie y se conservan casi intactas, pero otras se mantienen ocultas en el subsuelo esperando que las descubra el azar. Tanto en un caso como en otro, contribuyen a contar esa historia que tanto apatece oír pero que a veces se percibe de forma difusa por las múltiples incógnitas que hay tras ella.

La página web que comparten la Universidad de Córdoba y la Gerencia de Urbanismo, en el apartado dedicado a la fundación de Corduba, da unas pinceladas sobre la ciudad romana del siglo II antes de Cristo y hace referencia a ese decumanus maximus que la atravesaba de este a oeste y cardus maximus que iba de norte a sur. Según explica, este último eje viario partía de la Puerta de Osario y llegaba hasta otra puerta demolida en época augustea que conducía al río. Del otro eje, que es del que han aparecido restos en Alfonso XIII y hay más teorías, señala que plantea más problemas, aunque dice que es probable que conectara las puertas de Hierro --plaza del Salvador-- y Gallegos.

Después, el período augusteo revolucionó el urbanismo de la ciudad, sobre todo tras la destrucción que sufrió durante la guerra de Munda, en el año 45 antes de Cristo. El recinto amurallado creció hacia el sur y se produjeron muchos cambios. Entonces, la web vuelve a referirse al trazado del viario que nació de la bifurcación de esos grandes ejes que la cruzaban perpendicularmente.

Esta web señala que la Vía Augusta era la que vertebraba la ciudad ampliada y ubica el decumanus maximus en Alfonso XIII, casualmente donde han aparecido sus losas perfectamente conservadas, mientras que sitúa el cardus en San Alvaro, Jesús María y Blanco Belmonte.

La web explica que las calles se dotaban de cloacas y se pavimentaban, cosa que resultaba bastante laboriosa por "los kilómetros de conducciones y toneladas de piedra necesarios" para tal fin. Es más, señala que, con toda probabilidad, la red de saneamiento estaba vinculada al primer acueducto de la ciudad, el Aqua Augusta (Valdepuentes). Los hallazgos de ahora confirman, por tanto, teorías que se tenían y aportan más datos del pasado.