¿Hay que convertir a las escuelas en espacios de frikis?

¡Desde luego! Por definición, los frikis son aquellas personas que aman lo que hacen con intensidad y los chicos y chicas tienen que disfrutar de aprender, ir al cole no debería ser algo aburrido o costoso.

¿Aprobar no es aprender y solo se aprende con pasión?

Claro, eso es: aprobar es una consecuencia de aprender y no todos los que aprueban aprenden ni viceversa, muchas veces las propias mecánicas en las que se presentan las clases nos llevan a eso, pero la finalidad debe ser acercarnos al conocimiento y a la curiosidad.

¿Qué nos propone la neurodidáctica para lograrlo?

Algo muy bonito: nos dice que, en lugar de trabajar solo por ‘cajitas’, tendamos puentes y entendamos la educación de forma holística. Podemos hablar del papel de la inteligencia emocional como tal: cómo llegamos a conocernos y a autorregularnos; pero es que luego la neurodidáctica nos enseña que las emociones son las grandes pasarelas del aprendizaje.

Si le digo curiosidad y sorpresa, ¿qué me dice?

– Son las emociones más potentes, los grandes motores del aprendizaje. No solo activan las ganas de aprender y ayudan a fijar lo aprendido, sino que además activan capacidades superiores como el pensamiento crítico, la cooperación, la creatividad... Todo el mundo recuerda a ese profe que le hacía vibrar en las clases. Al final, el cerebro está hecho para sentir placer y que las clases sean placenteras hace que funcione mejor y que el alumno esté más motivado.

– ¿Basta la motivación para aprender?

– No, claramente no. Esto es un mito muy extendido entre la comunidad de profes y no tiene por qué ser cierto que: a mayor mayor motivación, mayor rendimiento; también necesito herramientas y destrezas. Además, lo que motiva a una persona y a otra puede ser diferente y por eso es interesante generar distintos espacios en clase.

Se habla de la importancia de las emociones y al tiempo se camina hacia una mayor digitalización, ¿es posible construir vínculos emocionales en entornos digitales?

– Pues fíjate que yo estaba convencido de que era imposible hasta que tuve que enseñar en una universidad 100% online. Por experiencia puedo decir que sí se construye vínculo, pero es cierto que el ser humano es un ser social y yo no creo que deba perderse esa parte de tocarse e interactuar. Por eso creo que el futuro será cada vez más híbrido.

En un entrevista reciente comentaba que su contacto con alumnos con dislexia, asperger y TDAH cambió su vida como docente...

– Me marcaron porque me enseñaron que lo que hacíamos en clase no valía para todos, que tenía que apostar por estrategias variadas para llegar a cada uno de mis alumnos. Cambió mi forma de dar clase, pero también mi sensibilidad.

– ¿Se está atendiendo correctamente la diversidad en las aulas?

– Cada vez más ¿Se podría hacer mejor? sin duda, con apoyos incluyentes en el aula; varios perfiles de actividades; mayor acceso a las tecnologías; menores ratios de alumnos...

– ¿Hay que saber equivocarse para aprender?

– Estadísticamente, para hacer algo bien, hay que hacerlo muchas veces mal antes. Equivocarse es el principio de aprender y es importante transmitir a los alumnos que no pasa nada por hacerlo. Porque además esto tiene que ver con una emoción muy preocupante, que es el miedo. El miedo libera cortisol y literalmente hace que no funcione la memoria. Decidí poner todos los días una cita en la pizarra que incitase a mis alumnos al error, a entenderlo como un proceso natural.