Baby gold 8 no es el título de un disco de Abba. Es la última y una de las diez variedades de melocotón que se recogen en La Veguilla. La finca cordobesa ha abierto por segundo año consecutivo sus puertas para mostrar a visitantes y curiosos las 60 hectáreas donde crecen sus frutales: melocotones, ciruelas y nogales. "El año pasado comenzamos las jornadas de puertas abiertas y repetimos porque fueron un éxito", explica Estefanía, una de las jóvenes que recibe a los recién llegados. "A lo mejor a la gente del campo no les sorprende tanto, pero los niños y la gente que viene de la ciudad disfrutan mucho cogiendo ellos mismos la fruta del árbol". Además de visitar los frutales, a los que se accede por la carretera de Valchillón, se pueden comprar melocotones por solo un euro el kilo. La fruta está recién cortada y no ha pasado por las cámaras frigoríficas. Todo un lujo: del árbol a la boca. El director técnico de La Veguilla, Bernardo Arenas, explica que en la finca no se produce agricultura ecológica, sino que se hace producción integrada: "Reducimos al máximo el uso de sustancias químicas para el control de plagas", apunta. Se mima el producto y se realizan varios pases de recogida en cada árbol para asegurar que se recoge cada fruto en su punto óptimo de maduración. "Queremos que el consumidor aprecie su sabor y aroma".

Sin embargo, la mayor peculiaridad del melocotón de La Veguilla es su propio origen histórico. En 1975, Paco Natera (1927-1978), el singular cordobés hijo de propietarios agrícolas y ex jesuita de profundo compromiso social, preocupado por la situación del campo cordobés, ofreció su finca a los jornaleros que la trabajaban y a una empresa catalana que cultivó melocotones prácticamente por primera vez en Córdoba. "El sentimiento y el compromiso social de Paco Natera impulsó La Veguilla", recuerda Bernardo. En los 70, los cultivos se extendían a las 160 hectáreas y "se dio trabajo a mucha gente". Actualmente, la finca mantiene una media de 40 empleos y hay plantados unos 30.000 árboles. Además del cultivo en sí, los técnicos catalanes enseñaron una manera de cultivo respetuosa con el medio ambiente e implantaron el riego por goteo para disminuir el consumo de agua.

La recolección del melocotón comienza en la primera quincena de junio y se prolonga hasta finales de agosto. Apenas dos meses después y hasta febrero se podan las ramas de los árboles, dejando solo las mejores. De mayo a junio se hace una nueva poda en verde, que consiste en eliminar chupones y en dar luz a la fruta. Precisamente en el mes de mayo se eliminan de forma manual 8 de cada 10 frutos para lograr un buen desarrollo y sabor de los supervivientes . "El del melocotón es un árbol muy delicado", concluye Bernardo. Los frutales de La Veguilla generan 8.300 jornales anuales, mientras que la central frigorífica da trabajo a 1.250 personas.