El Córdoba CF y su afición sufrieron dos duras pruebas la pasada temporada. La primera, deportiva. El conjunto blanquiverde partía en la 2020-21 con el objetivo de lograr el ascenso a Segunda División A y, finalmente, terminó perdiendo una categoría, cayendo a la recién creada Segunda RFEF. La segunda fue social. La pandemia por el coronavirus dejó El Arcángel vacío, lo que influyó, y no poco, en ese rendimiento deportivo. Ver el coliseo ribereño con 400 u 800 espectadores, 2.500 en el mejor de los casos, transmitía en cada encuentro oficial la sensación de que el fútbol no era completo. Y se notó en los resultados ante muchos adversarios acostumbrados a jugar con poco o ningún público, algo a lo que el Córdoba nunca se adaptó.

La combinación de esas dos desgracias dejaba un tanto en el aire la reacción de la afición ante la nueva temporada. La cifra de 8.100 abonados a la que aspiraba al club no solo se logró, sorprendentemente, sino que se rebasó. La primera respuesta, por lo tanto, señalaba en el camino de que la afición cordobesista no dejaría atrás al conjunto blanquiverde. Sin embargo, en los primeros compromisos ligueros un rictus de contrariedad se podía ver reflejado en algunas caras de los rectores del Córdoba CF. No tanto porque las entradas eran algo menores de lo esperado, sino porque principalmente el absentismo de los socios se hacía notar. A duras penas se sobrepasaba la cifra de los 5.000 abonados en los primeros partidos de Liga.

Cierto que aún ese absentismo sobrepasa los 2.000 abonados, aunque hay que referir que, tradicionalmente, la ausencia de abonados en cada partido en la última década siempre sobrepasaba el millar y en algunas temporadas llegaba al millar y medio. Pero el pasado domingo hubo el primer atisbo de reacción. El Arcángel registro la mejor entrada de la temporada hasta ahora, con prácticamente 8.600 aficionados en las gradas del coliseo ribereño. Precisamente por eso, por la cantidad de público que había acudido, la goleada por 5-0 al entonces segundo clasificado, el Cacereño, fue más importante que nunca, ya que el encuentro realizado por los de Germán Crespo, así como el resultado, puede acarrear un efecto llamada para los próximos encuentros ligueros.

Asimismo, el Córdoba informó a este periódico que las localidades vendidas para la final de la Copa RFEF, el próximo martes en El Arcángel, ante el Guijuelo (18.30 horas) llegan ya a las 3.000, lo que indica que la asistencia a la primera final oficial del conjunto blanquiverde en su historia puede ser buena teniendo en cuenta que la misma se disputa en jornada laboral y a una hora más que complicada.

No es el único atisbo de esa reactivación del cordobesismo, a la estela de la buena temporada que está realizando el Córdoba. El club blanquiverde ya tiene cerrado un autobús para el encuentro de Liga del próximo sábado (17.00 horas) en el Municipal Villanovense, amplió las entradas hasta las 300 y confía en cerrar el segundo antes de que finalice la semana.