Diario Córdoba

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VENTANA A LA NATURALEZA

La gestión del conejo, un reto para el futuro

Es una especie que forma parte de la dieta básica del lince y, en menor medida, del águila imperial, ambas «en peligro de extinción» | Forma parte también de la dieta en época de reproducción del buitre negro, es decir, que el futuro de estas especies está ligado a la evolución del lagomorfo

Equipo de mejora de hábitat y protección del conejo. Rafael Arenas

El conejo tiene una serie de características reproductivas que lo hace ser muy abundante. Su reproducción suele extenderse desde enero hasta julio, la gestación es de unos treinta días. Las hembras pueden entrar en celo inmediatamente después del parto y pueden llegar a tener hasta cinco partos al año, con un número medio de gazapos por camada entre tres y seis. El desarrollo de sus poblaciones puede llegar a ser explosivo en determinadas condiciones de suelos caracterizados por la presencia de arcilla en sus horizontes superiores y profundos (hasta 125 cm), con textura del suelo con lima o arena y arcillosa; y zonas protegidas, como diversas infraestructuras (vías férreas, autovías...) o ruinas de cortijos y con zonas cercanas de menos de 250 m de radio donde pueden obtener alimento tanto de vegetación natural o de cultivos.

Su densidad se vio truncada en los años cincuenta con la introducción del virus de la mixomatosis, que rápidamente se extendió por su área de distribución y, según se ha cifrado, se redujo su población en un 90%. Con el paso del tiempo esta especie fue adquiriendo cierta resistencia a la enfermedad y fue recuperándose. En la provincia de Córdoba hasta los años setenta era abundante o muy abundante en parte de las sierras subbéticas, en algunos lugares de la campiña en torno a Bujalance, Castro del Río y Lucena, en Sierra Morena Occidental y Oriental, los Pedroches y cerca de Hinojosa del Duque.

Al final de los años ochenta y principios de los noventa una nueva epidemia, la neumonía hemorrágica vírica, que afectaba a los ejemplares adultos, se llevo por delante aproximadamente el 60% de la población y en algunos lugares les llevó a la desaparición. Cuando comenzaba a recuperarse, en algunos lugares una variante de esta última a partir del año 2010 afecta también a los más jóvenes que les provoca un 50% de mortalidad y la resistencia adquirida del primero no sirve para el segundo. Por tanto, el panorama no es nada halagüeño. De ser muy abundante se ha pasado a una situación con carácter general preocupante. La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) en el año 2019 la ha catalogado como una especie «en peligro de extinción» en su área original de distribución. El criterio por el que se ha introducido en esta categoría es el descenso de sus poblaciones cercano al 70% en el último decenio. Ha desaparecido de muchos lugares y en otros sigue siendo abundante o muy abundante.

Ejemplar de conejo en el monte mediterráneo. Rafael Arenas

El conejo es una especie que forma parte de la dieta básica del lince y en menor medida del águila imperial, ambas «en peligro de extinción». Además forma parte también de la dieta en época de reproducción del buitre negro considerado como «vulnerable» y otras muchas especies. Es decir que el futuro de ellas está ligado a la evolución del conejo, principalmente del lince que selecciona los lugares con la existencia de conejos. Se puede decir que sin unas determinadas densidades de la presa no puede existir lince a medio y largo plazo. Además es una pieza de caza esencial en Andalucía, se ha calculado que puede suponer unas 1.500 toneladas de biomasa por temporada. Por tanto, su gestión es doblemente interesante tanto para la actividad cinegética como para la conservación de la biodiversidad.

A principios del año 2019 se aprobó una Estrategia para la gestión y recuperación del conejo en Andalucía, que debe relanzarse en todas sus medidas propuestas. Analizadas las series de abundancia desde 1998 hasta el 2018 en las épocas de mayor y menor densidad se encontró una tendencia poblacional claramente negativa. Resulta curioso que en la actualidad las zonas de mayor presencia de conejo se localizan en las campiñas cultivadas, que ausentes de especies vegetales palatables para el conejo por el abuso de herbicidas, provocan graves daños aunque la densidad sea baja y se tienen que declarar zonas de emergencia cinegética, olvidando en cierto modo la gestión que se hace en estos lugares.  

En los años 50 la introducción de la mixomatosis redujo la población en un 90%

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Estas zonas se localizan fuera de las áreas de distribución de las especies especializadas en su depredación. Además, estos lugares no suelen poseer otras características ecológicas que necesitan estas especies. Por tanto, se impone la necesidad de una gestión diferenciada en las área de presencia de las especies amenazadas con una atención especial hacia el conejo, con la creación de equipos permanentes que podemos denominar «hacedores de conejos» encargados de localizar madrigueras, bardarlas, construir nuevas, capturar conejos en lugares de alta densidad para su liberación en estos lugares con las necesarias garantías sanitarias, manejo de la vegetación mediante desbroces, etcétera. 

Lo mismo que existe el Infoca para la extinción de incendios durante todo el año, estos equipos tienen que tener las mismas características para prestar una especial atención al conejo. No son necesarias muchas personas, la experiencia ha demostrado que en los años que funcionaron proyectos de este tipo, allí donde se actuó se incrementaron las poblaciones de conejo y aumentaron las poblaciones de estas especies.

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