Valenzuela es el pueblo de las alfombras multicolor, un elemento característico con el que esta localidad festeja el Corpus Christi, que en esta ocasión se desarrollará los días 6 y 7 de junio. Se trata de una de las fiestas más destacadas de la provincia, una forma de celebrarlo que es única y singular y que se convierte en un reclamo turístico de primer orden.

De hecho, la fiesta está declarada de Interés Turístico Provincial.

Los niños, los jóvenes, los mayores y los ancianos. Todos son uno en estos días en Valenzuela para convertir el pueblo en una alfombra viva para cuando pase el Corpus Christi en procesión. Ya es parte de la idiosincrasia de la localidad, que se abre sin reservas para que propios y extraños disfruten de esta fiesta.

Hasta desdibujarse bajo nuestros pies, la alfombra pasará por un proceso laborioso y minucioso que ocupa varios días. Ya la noche del sábado al domingo, las calles se cubren con alfombras de serrín floreado que previamente se han dibujado con tiza y cal en el suelo, y que ahora se impregnan del serrín pigmentado con diversos colores. Se usan unos 20 kilos de serrín para cubrir alrededor de dos kilómetros de calle. Cualquiera es bienvenido para contribuir a una tradición que ya ha cumplido 50 años de existencia tal y como la conocemos hoy en día.

Una vez terminada esta tarea, las vecinas colocan a ambos lados de la alfombra hileras de macetas, a la vez que engalanan sus balcones con colchas y mantones de manila, quedando todo preparado para cuando salga en procesión la Custodia acompañada por los niños de primera comunión en particular.

El fervor, el sentimiento, la tradición y la historia se dan la mano en estos días en Valenzuela. Ya en la escuela, los niños aprenden el sentido de pertenencia social dibujando lo que podría convertirse en una obra de arte popular. Se trabaja y se compite siempre pensando en mejorar lo conseguido el año anterior. Después se dibuja en plena calle el concepto elegido para este año. Se dibuja, con tizas, con ceras, con lo que sea. Lo importante es que en ese momento se contribuye a mantener las raíces del municipio.

Mirando al pasado, puede recordarse cuando era juncia la que cubría las calles sin pavimentar. La estética cambia, pero la tradición sigue igual.