Las estafas a través de internet, con falsas ofertas de venta de productos de todo tipo, se han disparado. Así lo ha constatado la Comandancia de la Guardia Civil de Córdoba, que no duda en asegurar que en los dos últimos años las infracciones penales por este tipo de hechos han experimentado un "notable aumento". Como muestra, dos datos: el primero es que en el último año se ha identificado a 92 autores de estas estafas, un 26% más que en el año 2013, cuando fueron 73, y el segundo es que en el 2014 se esclarecieron 81 delitos o faltas de estas características, un 28,5% más que las 63 del año anterior.

Los artículos con los que se estafa van desde ordenadores y televisores hasta repuestos de coche, sillitas de bebé o bicicletas. Pero "los productos estrella de los estafadores son los electrónicos", y entre ellos las tablet , las cámaras digitales, las videoconsolas y, sobre todo, los teléfonos móviles de última generación. Unos productos que dejan pequeñas cantidades estafadas que, salvo casos excepcionales, no suelen superar los 400 euros, por lo que se consideran faltas, pero que se sobrepasan en las estafas de ventas de vehículos o de ordenadores de gama alta, en las que sí se superan los 1.500 euros y son considerados como delitos.

SOFISTICADOS O BASICOS La Guardia Civil explica que se pueden diferenciar dos modus operandi distintos. El primero, de "mayor sofisticación y preparación por parte de los delincuentes", consiste en crear una página web fantasma con los servidores ubicados en países extranjeros. En este tipo de páginas se utiliza el gancho de un precio sensiblemente inferior al de mercado, justificándolo en que los productos vienen directamente de fábrica o que proceden de países cuya presión fiscal es menor que en España. Además, para crear una mayor confianza en los clientes, informan de que el envío va a ser realizado por una empresa de transportes --de la que también crean una web fantasma-- que actuará como intermediaria entre vendedor y comprador, es decir, que esta recibirá el pago del artículo y entregará el producto al cliente sin abonárselo al vendedor hasta que el interesado revise el artículo y quede conforme, existiendo la supuesta posibilidad de devolverlo y recuperar el dinero sin penalización alguna. De este modo, "consiguen que la persona interesada confíe plenamente en el vendedor y pague" --normalmente a través de transferencia bancaria--, momento en el que recibe un correo de confirmación de la empresa intermediaria indicándole un número de seguimiento de control y el día en el que se le va a hacer entrega. Cuando llega la fecha y el producto no es entregado, el cliente empieza a reclamarlo, recibiendo una serie de excusas o exigiéndole un nuevo pago en concepto de tasas o aduanas. Si el cliente paga le seguirán reclamando dinero en los próximos días con cualquier tipo de excusa y "si no, no importa, ya han conseguido tenerlo entretenido unos días hasta que han podido sacar el dinero de la cuenta y consumar la estafa".

El otro modo de operar, de menor complicación y más utilizado, es cuando el contacto se establece a través de páginas de compraventa. En estas el vendedor realiza un anuncio gancho, con un precio muy atractivo de cara a conseguir captar la atención de los máximos compradores posibles y con fotografías del producto para dotar la oferta de mayor credibilidad. Una vez que consiguen el interés de la víctima, o bien se comunican exclusivamente a través de correo electrónico o bien facilitan un número de teléfono móvil, atendiendo en ocasiones solo a través de Whatsapp.

Lo habitual es que los estafadores soliciten transferencias bancarias, en muchas ocasiones a entidades minoritarias del extranjero sin oficinas en España y, en otros casos, a través de ingresos a partir de empresas de transferencia internacional de dinero. De otro lado, en cuanto al perfil, el delincuente con mayor preparación suele ser de un país del Este, con formación en programación. El estafador de nivel más básico, en cambio, es una persona que "ve la posibilidad de obtener dinero fácil".