Antonio Moreno tiene 18 años y su sueño es convertirse en profesor de Educación Física. «Este año he completado el Bachiller con la intención de sacar la máxima nota posible para hacer el grado en Sevilla o Granada, pero la nota de corte en primera adjudicación ha sido de 12 y me he matriculado en el ciclo de Técnico de Animación de Actividades Físicas y Deportivas (Tafad)». Su objetivo es saltar de ahí a la Universidad. «Quiero sacar la máxima nota posible en este ciclo, lo que me servirá como fase general de Selectividad, y si necesito subir más nota, me presentaré a alguna específica», explica Antonio, que confía además en que los dos años que tiene por delante le sirvan para empezar a desarrollarse en el tipo de trabajo que le gustaría desempeñar en el futuro . «He consultado con otras personas que lo han hecho antes y hay asignaturas teóricas, pero la formación es sobre todo práctica». Después de dos años de Bachillerato en la rama de Ciencias de la Salud, considera que «estos dos cursos me pueden ayuda a mejorar mi hábito de estudio y a ver más de cerca de qué va y a qué me voy a enfrentar en la Universidad».

Para él, esta vía es una alternativa asequible para llegar al objetivo que se propone. Sin embargo, se queja de la mala prensa que tiene la Formación Profesional.

«Entre los estudiantes no, porque sabemos que es una buena forma para acceder al mercado laboral, pero a los padres la FP les suena todavía como el sitio donde van los malos estudiantes o como una pérdida de tiempo, cuando hace tiempo que no es así, la prueba es que muchos vienen de Bachillerato y que a los grados medios y superiores no se puede acceder sin tener la ESO», afirma.

Antonio eligió la vía del Bachillerato pensando que obtendría a la primera la nota deseada en Selectividad. Ahora lo ve desde otra perspectiva. «Si hubiera sabido que pasaría esto, me habría ido directamente al ciclo formativo, que te centra más en lo que a ti te gusta».