El sábado Le Monde le dedicaba dos páginas a la burbuja inmobiliaria que según el diario francés está comenzando a crearse de nuevo en España. Todavía no hemos salido del todo de la crisis y ya estamos entrando en la próxima. "Dame pan y llámame tonto" es un dicho que refleja a las claras lo que parece ser una tendencia suicida de los españoles por los atajos que conducen al abismo. Y la alternativa a la corrupción no es el populismo.

Este período electoral era clave para comprobar si hemos aprendido la lección. La corrupción política y el pelotazo económico han sido dos cánceres de la democracia española y parecía que la crisis habría significado una concienciación por parte de los políticos y los ciudadanos sobre la necesidad de cambiar los modos y las instituciones. Pero no. El inmovilismo, la cerrazón y el oportunismo de los actores implicados en la formación del gobierno de Andalucía muestran a las claras que estamos lejos del óptimo de responsabilidad y flexibilidad que hubiese hecho posible la formación de un gobierno de coalición más allá de intereses partidistas y el cortoplacismo táctico. Ha sido un tiempo perdido para articular una práctica de coaliciones de manera que sea posible que en Córdoba, por ejemplo, el PSOE permita gobernar a la lista más votada del PP o bien que Ganemos Córdoba se deje de la retórica anti-casta, haga un pacto con la realidad y convierta en alcalde a la representante del PSOE. Los ciudadanos lo han dejado bien claro: quieren políticos sin personalismos y dogmas. En lugar de gobiernos monocromáticos en los que únicamente quepa el azul del PP o el rojo del PSOE, los ciudadanos se han manifestado por gobiernos multicolores.

También se ha celebrado otra elección más importante y con un resultado unívocamente feliz: Irlanda ha decidido en referéndum legalizar el matrimonio entre personas del mismo sexo. Que la bandera arcoiris del movimiento gay que flamea hoy victoriosa sobre otro cielo europeo sea una premonición de que las banderas multicolor van a ondear en los balcones de los ayuntamientos y parlamentos autonómicos españoles.