En el Alcázar Viejo, será porque todos los vecinos se conocen o por su configuración de pueblo dentro de la ciudad, se viven las celebraciones con toda pasión, haciendo honor al titular de la hermandad del barrio. Más aún ayer, con una estación de penitencia especial en el 75 aniversario de la cofradía. Así, pese al andar clásico y serio y al estilo de otros tiempos, el barrio era una fiesta y a fiesta sonaron, por ejemplo, las canciones de los seminaristas en Amador de los Ríos, o la chicotá a la que en esta calle llamó el vicepresidente de la Diputación, Salvador Fuentes. Como de fiesta relucían los varales del palio de la María Santísima del Amor, recién restaurados, o como sonaron la Agrupación Musical Santo Tomás de Villanueva (con el Señor) y la Banda de Música de la Consolación, con el palio. Y todo eso en un barrio con 400 vecinos censados paro cuya hermandad cuenta con el doble de hermanos, cofrades que se reconocen "de la Casa el Viejo", un barrio ayer de fiesta por su primer vecino: Jesús de la Pasión.