Será muy difícil mantener la categoría. Pero es posible. La clave está en no considerar solo la plantilla del Córdoba, probablemente la más modesta de Primera División junto a la del Eibar, o el presupuesto, uno de los más bajos. Hay que valorarlo en comparación con el resto de equipos. Y, tomando en cuenta el contexto general de la competición, es posible predecir que éste sea el año en que mantenerse resulte más barato. En puntos, no en esfuerzo. Hay en torno a siete equipos cuyo claro objetivo es no descender, y el Córdoba no solo debe, sino que puede disputarle a varios de ellos el derecho a continuar en la élite. Es cierto que la inversión en términos de fichajes ha sido cero, pero en esto iguala a otros de sus rivales. Hay jugadores de referencia (Fede Cartabia y Ghilas) y una segunda línea de atacantes con talento suficiente para desequilibrar. Es donde se deciden partidos.

Por contra, el reto de Djukic será ajustar la línea de atrás, en la que se pueden perder muchos puntos. A ello colaborará la presión más "organizada y agresiva" del centro del campo. Si es capaz de conseguir un nivel competitivo como para seguir en la pelea, el mercado de invierno deberá apuntalar laterales, donde tenemos una hemorragia, y la zona primera de creación. Quizá un portero. Si José Carlos se recuperara realmente, sería un fichaje muy importante.

El objetivo pasa inexcusablemente por el compromiso de los jugadores. El diseño de la plantilla, probablemente amplia y descompensada, con inflación de cesiones y demasiada dispersión en orígenes e idiomas, no ayuda a la identificación del grupo, pero también el vestuario debe ser consciente de que ha agotado su comodín. Ferrer ya no está y no se pueden permitir volver a estar descontentos con un nuevo entrenador. El mismo que deberá asentar a Pantic, colocar a Cartabia donde haga más daño y conseguir que Ghilas entienda que ser profesional implica estar en un peso adecuado. Si Rossi mejora y Caballero va entrando en juego, la columna vertebral garantiza competitividad. Un equipo bien organizado puede poner en dificultades a cualquier rival. Y debe ser mucho más ambicioso en casa.

Por su lado, Djukic deberá dejar claro ante los cabecillas de la plantilla que no caben más opiniones cruzadas y que el bien del equipo siempre beneficia individualmente a todos los jugadores. De la afición no caben dudas. Y la competencia no es inalcanzable, ni mucho menos. De hecho, después de un comienzo realmente negativo de temporada, tras ocho jornadas, y después de no haber ganado un solo partido, el equipo está a un solo punto de la zona de salvación.

Hay mucho trabajo por delante. Pero todo lo que hemos apuntado es posible. Sí, se puede.

* Coordinador general de Comunicación, Proyección Social y Cultural de la UCO