La cuestión tan traída y llevada de la Mezquita-Catedral, que cito en mi libro sobre don Diego Fernández de Córdoba, marqués de Comares y señor de Espejo, Lucena y Chillón, que tanta polémica ha creado, lo refiero en base a un escrito de don Rafael Mir Jordano (Diario CORDOBA 4/08/2013) en su artículo La Mezquita y Franco .

El señor Mir nos explicaba la idea de trasladar la Catedral, piedra a piedra, desde su emplazamiento invasor a cualquier otro lugar apropiado, al objeto de recuperar la espléndida integridad de la Mezquita, anteproyecto del señor De la Hoz, Premio Nacional y director general de Arquitectura, idea compartida con Franco y que éste lo animaba a realizar, para dejarla tal como era antes de la conquista de Fernando III, con el beneplático del rey Saub de Arabia, quien se comprometía a sufragar los gastos, a condición de que se les dejara tener ciertos días de oración ante el Mihrab.

En los corrillos de El Pardo se habló de ello, pero pasó al olvido. Metidos ya en tiempos de monseñor Cirarda, existía afinidad, por los años 70 del pasado siglo, y que Franco estuvo a punto de ordenar despojar de todos los elementos cristianos a la Mezquita. Este deseo franquista está documentado en un suelto de don Juan Contreras, marqués de Lozoya (Ya del 15/11/1977), a la sazón director general de Bellas Artes, quien lo adjudicaba al impulso de gratitud del mundo islámico, dispuesto a contribuir al desmontaje y traslado de la Catedral gótico-renacentista, con el fin de que representara la Mezquita, lo que fue en el siglo X: centro espiritual del Islam.

Juan Fernández Olmo

Vélez-Málaga