Bueno, ya dicen que está regenerado el PSOE, así, de golpe. A rey muerto, rey puesto. Leo en estos días muchos comentarios al respecto, y la mayoría de los que leo van en el mismo sentido: cambian el arriero, pero la burra es la misma, así como que los jaleadores del nuevo sean los de siempre, por si acaso. Ni el discurso del guapo parece nuevo a pesar de decirlo en camisa blanca, a la que ya algunos le han atribuido la poética de la esperanza de aquella canción tan bonita de Ana Belén con letra del poema de Blas de Otero. Los comentarios, digo, coinciden en que no ha habido debate interno para refundar o aclarar o establecer nuevas ideas, nuevos rumbos; cuando se comienza a construir la casa por el tejado, sólo quitando al líder y poniendo a otro, es disparar con pólvora mojada. De nada sirve que el guapo se arrope en las bellas palabras de siempre, que si el PSOE va a cambiar otra vez a España (¿otra?, esperemos que no sea para desembocar en lo mismo que tenemos, consecuencia de aquel primer cambio felipista), que si los problemas de la gente son nuestros problemas, que si regenerar la política, que si modernizar la izquierda, cosas que, mutatis mutandis , podría haber dicho cualquiera de sus rivales de dentro o de fuera. Y que no falten las críticas a Podemos, que es quien hace de verdad pupa a todos, a los hunos y a los hotros , para que no sea cierto aquello de que enemigo de mi enemigo es mi amigo; qué va, ni mucho menos, sobre todo cuando el enemigo de mi enemigo es también mi enemigo. Y con más peligro que un Miura.

* Profesor