Dándo pábulo en su programa de radio a un estudio británico de finales de los 90, manipulado por su autor y descalificado por «deshonesto» por la comunidad científica, el presentador difundió el bulo de que las vacunas son la causa del autismo. Un alegato falso e irresponsable que ha generado una alarma innecesaria justo cuando los médicos insisten en la importancia de las vacunas.