Es Esperanza Aguirre del Partido Popular, y siempre me ha parecido que a esta grande de España le venía pequeño hasta su partido. Quién sabe si en sus sueños de niña --no es fácil imaginarla niña-- se vería algún día reina. Nacido en un pueblo de secano no tengo ni pajolera idea de cuáles son los sueños de una aristócrata. Ambición desde luego no le falta a la mujer. Y si Aznar no hubiera visto qué se yo qué vio en Rajoy y lo nombra su sucesor, y si este, después de la travesía por su particular desierto y erigirse en presidente sobre un montón de ladrillos derrumbados y gente desorientada, no le hubiera parado los pies un par de veces a Esperanza Aguirre, quién sabe qué cumbres hubiera alcanzado esta política ensoberbecida que es tan liberal que hasta el neoliberalismo le queda pequeño.

Ahora parece que Aguirre, muy aguerrida, quiere imitar al Cid Campeador, aquel que dice la leyenda que ganó batallas después de muerto. Lo digo porque la ocurrencia de remendar su insuficiente victoria en Madrid proponiendo un pacto PP-PSOE para evitar que Manuela Carmena gobierne es como si resucitara después de su defunción política. Hace unos meses, cuando Esperanza Aguirre fue designada por el PP como candidata a la Alcaldía de Madrid, hubo retorcidos que pensaron que Rajoy se la quería quitar de encima: si perdía ella, ganaba él; y si ganaba ella, perdían los madrileños. Rajoy le da muchas vueltas a las cosas hasta que se marea él mismo. Pero los madrileños se la han devuelto y ya le debe doler la cabeza al todavía presidente. La propuesta ha agitado a un PP noqueado y hay opiniones encontradas en su filas: a unos le parece una salida fuera del plato democrático, y otros afirman que es democrático que gobierne Manuela Carmena pero que, considerando el programa político de Podemos, tal vez no sería una mala idea... Presuponen estos que los madrileños no se leen los programas, no han escuchado en los mítines a Manuela Carmena, no saben quién es, ni de qué va esta señora. Algo así como que la gente es tonta.

Pero el PSOE sí sabe lo envenenado de la propuesta de Aguirre. ¿Qué quedaría del PSOE si entrara en alianza con el PP? Si el PSOE quiere liderar la izquierda, como afirma, no puede aliarse con la derecha. Así es que tanto Pedro Sánchez como Antonio Miguel Carmona, el candidato a Madrid por el PSOE y a quien Aguirre le ofrecía la alcaldía, le han dado ya un rotundo no a tamaño dislate. En vista de esto, Esperanza Aguirre habla ahora de un gobierno de concentración... Y ayer mismo decía que, en contra de su costumbre, no había hablado claro y se la había malinterpretado. Empieza a ser patético.

* Comentarista político