Vende sanitarios luxury maquetados en el couché de fantásticos catálogos, ya no redacta ni lee informes, su única literatura es la que describe el mundo desde el interior de la taza de un váter cuyo horizonte es el culo, más que las témporas, origen de una lluvia y un granizo que mejor no describimos.

Le llaman Gotán porque en Argentina son maestros en el juego de palabras y adoran cambiar las sílabas de lugar (Tango), quizás porque los rioplatenses se consideran muy franceses y en Francia inventaron el Verlan , el arte de volver los vocablos como un calcetín. Ahora vende sanitarios pero fue cana, un policía de la Federal de Buenos Aires, y es el personaje principal de Fantasmas del desierto , la última novela del escritor Guillermo Orsi, quien la presenta hoy jueves, de cuerpo presente, en Córdoba, en la Luque, a las ocho de la tarde.

El considerado maestro actual del género negro en español, el renovador de un estilo y un paisaje literarios que abrazan en un plano de igualdad la desdicha, el desengaño, la pasión, la decepción, el sexo, la ternura y el amor en páginas de ironía y sarcasmo --que es el humor de los decepcionados--, el Flaco Orsi, se dejará ver entre brolis --libros-- y adictos a los libros que echan humo no porque ardan sino porque disparan balas directas a los prejuicios y a las convicciones más políticamente correctas.

Nadie como Orsi nos regala la peor visión de nosotros mismos --que es la mejor-- en sus novelas, porque pocos son Gotán en la vida, honorable a su manera al fin, enamorado y perdido en su propia decadencia, pero muchos son como el principal Arriaga en el palacio de la risa (el Congreso), como el obispo pederasta de San Luis, como el cementero ectoplasmático tras sus pantallas de plasma.

Yo que ustedes vendría a escucharle.

* Profesor