La búsqueda de la paz es el objetivo, el camino, el diálogo. Incluso el diálogo también es un fin en sí mismo. Dialogar es parte del vivir, que nos distingue de los seres irracionales. No es cuestión de bonhomía, ni de un bonismo sentimental utópico. Es simple cuestión de supervivencia. No, la paz no es solo un concepto idealista, es un elemento científico que la ciencia de la conflictología comenzó a estudiar con parámetros académicos, especialmente después de la Segunda Guerra Mundial.

En Córdoba, durante esta semana, hemos intentado aplicar algunos de los métodos de trabajo de esta ciencia para demostrar al mundo que el diálogo no solo es necesario sino también posible. Las universidades de Córdoba y la Internacional de Andalucía han organizado un espacio de encuentro con la colaboración de la Junta de Andalucía, el Ayuntamiento y la Diputación. No creo que pueda haber demasiados argumentos en los que invertir mejor el dinero y el esfuerzo público que los dirigidos a convertir a nuestra ciudad en Capital Cultural de la Paz. No les oculto las dificultades no solo materiales, sino emocionales, para conseguir traer a personalidades de muy diversa condición y origen a debatir sobre los temas propuestos. Temas complejos: Mediterráneo fragmentado, seguridad, inmigración, refugiados, identidades religiosas, nuevas ciudadanías... No se pueden, ni se han analizado solo desde una perspectiva condescendiente, amable, caritativa, solidaria... Ha sido el debate riguroso, fundamentado en planteamientos filosóficos y jurídicos, con argumentos históricos, literarios, políticos y geoestratégicos.

La ciencia de la paz y de la regulación de los conflictos no se articula desde la buena voluntad, que también. Se genera desde el debate y la exposición de argumentos con vocación de racionalidad y humanismo. Sentar en la misma mesa de debate a Shlomo Ben Ami y a Mustafa Barghouti requiere dosis de equilibrio y una trayectoria de la que nos podemos sentir orgullosos. Dos hombres de paz, que pertenecen a dos pueblos que están en guerra permanente. La Cátedra Unesco de Resolución de Conflictos de la UCO, en apenas 10 años, ha conseguido labrarse un nombre en el contexto internacional como institución comprometida con la difusión de unos valores que, desde el imaginario de Córdoba como ciudad de paz, tienen hoy más vigencia que nunca.

Muchas más voces comprometidas nos han acompañado: Susana Díaz, Sami Naïr, Shtayyed, Tarik Ali, Zapatero, Martínez Montálvez, Sophie Bessis, Pilar del Río... Voces que han clamado a favor de una Europa que o defiende los valores de la democracia, la solidaridad o la generosidad o dejará de ser un proyecto viable. Voces que afirman que la democracia debe necesariamente conciliarse con la diversidad; que si reconocemos la libertad religiosa es porque entendemos que tan europeo es un cristiano como un judío o un musulmán, o un laico ateo o religioso, o un sirio buscando amparo o un subsahariano buscando vida que vivir. El Mediterráneo no puede ser la cloaca de la muerte y la insolidaridad. Matar es matar y la vida es lo único que matiza la maldición de la muerte injusta. Y la vida nos hace libres en la medida que nos hace humanos, si compartimos lo que mayoritariamente tenemos en común sobre lo minoritario que nos separa. Que Israel no puede buscar el modelo sudafricano para subsistir y que la paz en esa tierra no es cuestión de dos sino de toda la humanidad. No son voces que claman en el desierto. Son voces que gritan desde la universidad a todos nosotros. Eso y mucho más es parte del camino que hemos iniciado.

La cuestión es: ¿debe Córdoba seguir buscando cuál debería ser su identidad en un mundo global? Creemos que Córdoba y sus instituciones deberían tenerlo claro y así nos lo dijo nuestra alcaldesa: Córdoba es y debe seguir siendo ciudad de encuentro y diálogo. Esperamos que todos, Junta, UCO, UNIA, Ayuntamiento, Diputación y la ciudadanía en general, crean de verdad en ello, que es mucho más real que un 2016 que se irá definitivamente. La Cátedra Unesco está preparada. Por eso estamos seguros: nos vemos en 2018.

* Cátedra Unesco de Resolución de Conflictos de la Universidad de

Córdoba (UCO)