La diócesis de Córdoba organiza cada año toda una «cumbre sacerdotal», en Montilla, con motivo de la fiesta de san Juan de Ávila, cabe el sepulcro del patrón del clero secular español, en su basílica pontificia. Este año, con la presencia del cardenal Robert Sarah, prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los sacramentos, quien presidió una solemne Eucaristía con el obispo, Demetrio Fernández y los sacerdotes cordobeses, y pronunció dos conferencias, la primera dirigida al clero, en Montilla, y la segunda, en Córdoba, sobre el papel de la catedral en la Liturgia. En el centro de los actos, la silueta de san Juan de Ávila, al que el cardenal Sarah definió como «un sacerdote consciente, a favor de los hombres, celebrando los sacramentos, ofreciendo sus oraciones por la vida del mundo y actuando como embajador de la vida de Cristo». Comenzó su predicación en Sevilla, Córdoba, Granada, Baeza, Priego... Aunque Ignacio de Loyola quiso hacerlo jesuita, Juan de Ávila tuvo siempre claro que su misión era formar sacerdotes seculares y ejercer su apostolado desde su condición de clérigo secular. En 1554, elige Montilla como retiro definitivo, ya que los achaques de su enfermedad van haciendo mella en su vida. Allí tiene relación con los grandes santos y personajes de su tiempo en España: Ignacio de Loyola, Juan de Dios, Teresa de Jesús, Pedro de Alcántara, Juan de Ribera, Francisco de Borja y Fray Luis de Granada. Los sermones, los escritos y las cartas de Juan de Ávila a clérigos, religiosos y seglares de todas las clases sociales fueron un medio de apostolado bien aprovechado. Uno de sus destellos más hermosos fue el adelantarse a la decisión del Concilio de Trento, sugiriendo la necesidad de crear uno o más colegios en cada diócesis que se dedicasen a la formación humana, intelectual y espiritual de los futuros sacerdotes. Desarrolló múltiples iniciativas pastorales: catequesis, educación de niños pobres y huérfanos, especial atención a los campesinos. La «cumbre sacerdotal» en torno al apóstol de Andalucía, cada año, se convierte en manantial de nuevos bríos apostólicos.

* Sacerdote y periodista