El Llanete de la Cruz acogió el pasado 20 de enero la tradicional Candelá de San Sebastián, que congrega a grandes y pequeños alrededor de una hoguera que lleva prendiéndose en el mismo lugar desde hace muchos años y que, en esta edición, volvió a contar con la colaboración de la Hermandad del Santísimo Cristo de la Misericordia y María Santísima de la Amargura, cuyos integrantes prepararon decenas de kilos de chorizo para ser asados en la hoguera, así como unas deliciosas sopaipas con chocolate. En los días previos, la parroquia de San Sebastián, el templo más antiguo de Montilla, acogió un solemne triduo en honor de su mártir titular, un capitán de la guardia pretoriana que fue condenado a morir a flechazos por orden del emperador Diocleciano. Al término de cada una de las eucaristías, los fieles tuvieron la oportunidad de besar la reliquia del dedo de San Sebastián, un hecho que es posible gracias a la astucia del escritor y periodista montillano José Ponferrada Gómez quien descubrió, allá por 1952, que el dedo del mártir romano se encontraba en Montilla.

El investigador se hizo con Las Crónicas del Gran Capitán , obra anónima del siglo XVI donde se alude a la adquisición por parte de Gonzalo Fernández de Córdoba de una reliquia del dedo de San Sebastián durante el asalto de Montecassino, en Italia, allá por 1503. Este dato, que hasta entonces había pasado inadvertido entre los historiadores locales, permitió a José Ponferrada hallar la reliquia, no sin algunas dificultades añadidas, en el convento de Santa Clara, edificado en el siglo XVI por mandato del primer marqués de Priego.