El tiempo se convirtió en triste protagonista de la jornada del Viernes Santo en Montilla, el día más grande del año para muchos cofrades de la localidad. Las predicciones de la Agencia Estatal de Meteorología se mostraron especialmente certeras en la recta final de una Semana de Pasión que finalizó de la misma forma que empezó: con la mirada puesta en el cielo. No en vano, la Agrupación Musical La Unión y la Centuria Romana Munda decidieron suspender sus pasacalles del Viernes de Dolores a causa de la lluvia.

Un día más tarde, sin embargo, la satisfacción era el sentimiento que predominaba entre los responsables de La Pasión, la asociación cultural que desde el año 1992 concita el interés de espectadores procedentes de toda la geografía andaluza en torno a una impresionante puesta en escena del drama sacro que se ha constituido en uno de los referentes religiosos y culturales de la Semana Santa de la provincia.

El Domingo de Ramos, la Junta de Gobierno de la Hermandad de Jesús en su Entrada Triunfal en Jerusalén decidía suspender su estación de penitencia debido a las inclemencias meteorológicas. Por la tarde, la historia volvió a repetirse tan solo dos años después aunque, por fortuna, sin las dolorosas consecuencias de 2016. Un chubasco repentino terminó frustrando la estación de penitencia de la Hermandad del Santísimo Cristo de la Juventud en su Presentación al Pueblo, Nuestra Madre María de Nazaret y San Juan Bosco, una cofradía fundada en 1988 por un grupo de jóvenes salesianos que, este año, conmemoraban su trigésimo aniversario fundacional.

Hasta el Viernes Santo, los desfiles procesionales de Montilla se desarrollaron sin incidentes. Como nota destacable, las grandes puertas de la parroquia de La Asunción se abrían el Martes Santo para dar paso al Señor de la Santa Cena, una bella imagen que, por primera vez desde 1998, recorrió las calles de la ciudad sin la compañía de sus doce apóstoles.

Ya el último día de Pasión, la Hermandad del Nazareno suspendió su estación de penitencia y la del Descendimiento tuvo que regresar precipitadamente a su capilla. El Santo Entierro, por su parte, acortó su itinerario.